La Tercera
La Tercera

CHILE CAMPEON. Por primera vez en la historia de la Copa América, Chile inscribe su nombre como campeón 2015. Poco a poco se van conociendo las crónicas sobre la fiesta que se está viviendo en todo Chile, tras la victoria por penales ante Argentina en la final del evento. Se habla en toda la nación trasandina de una “fiesta nacional”. A continuación brindamos el artículo publicado por el diario La Tercera en la madrugada de este domingo, donde narra lo que se vive.
El país entero se volcó a las calles a festejar la obtención del primer título en la historia de la Roja. Desde el Morro de Arica a la Antártica, pasando por Washington DC, el grito de campeón se escuchó después de 99 años de silencio.

El grito de desahogo comenzó a cimentarlo Matías Fernández, con ese remate que se coló en el ángulo derecho de Sergio Romero. Los pulmones siguieron llenándose de aire con el disparo fallido de Gonzalo Higuaín, que por fin ponía a Chile en ventaja. Cuando Claudio Bravo contuvo el penal de Éver Banega, el festejo quedó ahí, a doce pasos, esperando.
Fue entonces cuando Alexis Sánchez tomó el balón, decidido a poner fin a 99 años de frustraciones, convencido de que, tal como reza el refrán, no hay mal que dure cien años. Recién con el gol de Sánchez se desató la fiesta.
Una que estuvo esperando prácticamente un siglo y que, tímidamente, había empezado horas antes a 3.500 kilómetros del estadio Nacional. En la Antártica Chilena, y con 29 grados bajo cero, 72 personas alojadas en la Base Área Presidente Frei Montalva dieron el puntapié al jolgorio que luego se extendería por todo el país.
Porque el rugido del Nacional se propagó rápidamente a lo largo de Chile. Las calles se llenaron prontamente de bocinazos de automóviles y de pitidos de vuvuzelas, al tiempo que el cielo de Ñuñoa se iluminaba con fuegos de artificio. Anoche hubo una Plaza Italia en cada uno de las 15 regiones, donde los chilenos pudieron reunirse a conmemorar colectivamente el histórico triunfo.
Tanto en el Morro de Arica, en el norte, como en la Plaza Muñoz Gamero, en el extremo sur, el grito de “campeón”, ese tantas veces negado, retumbaba con fuerza. Los fanáticos salieron de sus casas con algarabía, colmando cada avenida con banderas tricolores que anoche parecían flamear con mayor determinación.
Esa misma bandera que, multiplicada por cuarenta mil, atiborró el estadio Nacional, cuando el hagazago todavía no era más que una esperanza. Ese mismo emblema que, tras el partido, se hizo presente en todos los portales deportivos alrededor del mundo.
Es que anoche todas las miradas estaban puestas en este punto del mapa. Uno acostumbrado a ser noticia internacional por catástrofes naturales y desgracias, pero que ayer, por primera vez, se llenaba de gloria gracias al fútbol.
Horas antes de la final, Times Square, en Nueva York, se iluminaba con la imagen de Alexis Sánchez y Lionel Messi. Una vez concluido el pleito, una decena de compatriotas se reunían en el centro de Washington DC para llevar el festejo más allá de las fronteras nacionales.
En el país, Michelle Bachelet se preparaba para recibir a los recientes campeones en La Moneda, al igual que el año pasado después del Mundial de Brasil. Pero esta vez, a diferencia de lo ocurrido hace doce meses, Sampaoli y compañía llegarían con la copa en su poder.
A esa altura de la jornada, los hinchas congregados en Plaza Baquedano ya se contaban por miles, conformando una multitud sólo vista después del doble oro olímpico en tenis y del número uno de Marcelo Ríos. Los campeones, a bordo de un bus descapotable, se alistaban a recorrer las calles sintiendo la euforia popular.
Pero, como toda fiesta, la de Chile también tuvo algunos puntos negros, como la silbatina al himno argentino o la agresión a los familiares de Messi, cuando el partido aún estaba en juego. En las calles, y como ya es costumbre, el ímpetu del la conmemoración dio paso al desorden y los destrozos ya habituales.
Aún así, la de anoche fue una velada que difícilmente desaparezca de la memoria colectiva, porque, parafraseando a Ernest Hemingway, después del triunfo sobre Argentina y la obtención de la primera estrella, Chile nunca volvería a ser igual, aunque seguía siendo Chile.

Lo más visto