El País
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"PAPELÓN;VOLVIÓ EL TUPITA" La alegría de las autoridades de gobierno no solo era en palabras. Se notaba en sus caras. Lo mismo sentían los inversores. Sus rostros eran de clara felicidad. Incluso el beneplácito era visibles en representantes diplomáticos. “Es un paso absolutamente fundamental para corregir un error histórico garrafal cuando abandonamos hace décadas este medio de transporte fundamental”, dijo el ministro de Economía Danilo Astori. “Hacemos este anuncio con gran alegría”, agregó el ministro de Transporte Víctor Rossi. “Muy contentos estamos de haber llegado a este día”, expuso el empresario Alejandro Ruibal de la empresa uruguaya Saceem.

Todo era felicidad en el salón del Ministerio de Transporte (Mtop) ayer a la tarde-noche. Y así pasó durante todo el acto frente a los medios de prensa. El gobierno anunció que se firmó el acuerdo para reconstruir el ferrocarril central. La obra -clave para la instalación de la segunda planta de celulosa de UPM en Durazno- demandará una inversión de 1.100 millones de dólares y es hasta hoy el proyecto más grande que conoce la historia del Uruguay.

Las razones de la alegría de los jerarcas eran justificadas. El acuerdo es histórico y no tiene antecedentes desde que se reinstaló la democracia en 1985. Incluso más: es una obra que posibilitará que UPM realice otra mega inversión que incluso, superará la magnitud de la del tren en cuanto al desembolso de dinero.

En total Uruguay recibirá más de 4.000 millones de dólares en inversión extranjera directa. A eso se suma un importante número de puestos de trabajo que se generarán para ambos proyectos que están encadenados.

Pero la alegría se cortó cinco minutos antes de terminar el acto. La sonrisa del ministro Rossi se esfumó cuando su secretaria se acercó por detrás del estrado y le entregó una hoja de cuadernola con rayas. Allí había una advertencia no prevista cuando se convocó a los medios de comunicación para el anuncio. El mensaje terminó siendo clave. Le alertaron al ministro que había llegado un manifestante. Un activista que está en contra de la inversión de la empresa finlandesa. Incluso suponían que tenía intención de “armar lío”.

La felicidad del ministro volvió por poco cuando el representante de Saceem -la empresa uruguaya que integra el consorcio- le obsequió un cuadro. Pero fueron solo unos segundos.

Ni bien terminó el acto, y los medios iniciaban la ronda de notas Marcelo Hospitale se acercó a Rossi. Primero buscó saludarlo. Le extendió la mano. Rossi le aceptó el saludo. “Lo felicito por entregarle el país a estos hijos de p...”, le dijo el activista. “¿Qué me dice?”, preguntó el jerarca. Es que el ruido en el lugar era intenso. Los jerarcas celebraban el acuerdo. “Que lo felicito por ser entreguista, por entregar la soberanía uruguaya”, repitió levantando su tono de vos y apretándole con intensidad la mano del ministro.

“Suélteme la mano”, le respondió Rossi intentando salir del lugar. El hecho ocurrió frente al cronista de El País. “¡Que me suelte, le digo!”, repitió el jerarca del gobierno. El manifestante buscó el forcejeó, intentando atraerlo hacia él. En el medio estaba la mesa donde se hizo la conferencia.

A partir de allí Hospitale, que es conocido públicamente como “el tupita con Iphone” comenzó a gritar aprovechando que allí estaban todos los canales de televisión. Hospitale fue calificado con el apodo de “tupita con Iphone” por el dirigente blanco Sebastián Da Silva en 2015 luego de que Hospitale fuera procesado por incidentes que cometió en una manifestación en el Codicen.

“Esto es un ministerio. Es un espacio público. Yo estoy hablando con el señor. No me voy a ir. No estoy haciendo nada”, dijo el activista mientras un funcionario del MTOP intentaba retirarlo del lugar. “Vino a buscar cámara. Dejalo Víctor”, le dijo Álvaro Pérez, exdirector del Impo, quien trabajó en la Intendencia de Montevideo con Daniel Martínez y ahora asesora al precandidato del Frente Amplio.

“¿Por qué me vas a pegar? Me estas forcejeando”, dijo Hospitale y el funcionario le explicó que no le estaba agrediendo, solo pidiendo que se retire. “Cinco minutos de fama vino a buscar”, agregó Pérez. “El ministro le está regalando dos mil millones de dólares a una multinacional que va a contaminar y saquear el Uruguay”, gritaba Hospitale. “Payaso, Payaso, Payaso. Sos un payaso”, repitió más de 18 veces el asesor de Martínez quien se paró cara a cara con Hospitale.

“No grite. No grite que lo escucha todo el mundo”, le pidió el representante de Saceem Riubal. El empresario buscó calmar al manifestante y retirarlo del lugar. Rossi se acercó a los medios para continuar con el acto y responder las preguntas que habían sobre el tema central. Buscó bajar los cruces y calmar el hecho. “Me motiva el amor a mi país”, volvió a gritar el activista.

El precandidato presidencial por el Partido Verde Animalista (PVA), el abogado Gustavo Salle, al instante aprovechó la oportunidad para tomar protagonismo del altercado. “Heroica y patriótica actitud de resistencia del valiente militante del PVA Marcelo Hospitale recriminándole a los coimeros el contrato ROU-UPM Proyecto Ferroviario”, escribió en su cuenta de Twitter.

El conocido penalista devenido en político anunció en las redes que es quien representa legalmente al manifestante.

Hospitale también insultó al prosecretario de la Presidencia, Juan Andrés Roballo, y lo acusó de ocultar información al Parlamento.

El hecho fue presenciado desde cerca por el embajador de Francia en Uruguay, Hugues Moret. “Que papelón”, catalogó el diplomático. A lo que un asesor del misterio le respondió: “ustedes tienen a los chalecos amarillos por allá”. “Es verdad”, sonrió Moret.

Luego felicitó al gobierno a través de su cuenta de Twitter: “Muy feliz y orgulloso que una gran empresa francesa Groupe NGE sea parte del consorcio Vía Central. Un tren para el futuro, un inversión para el desarrollo económico del Uruguay”, escribió el embajador francés.

Antes del acto público -en el despacho del ministro Rossi- Ruibal le obsequió una casaca del Club Atlético Peñarol. Ambos hinchas aurinegros. La creación del cuadro de fútbol está asociada a la llegada del ferrocarril al Uruguay en el siglo pasado. El hecho se prestó para bromas previas al clásico del domingo, ya que Astori evitó posar para la foto por ser ferviente hincha del tradicional adversario: el Club Nacional de Football. (Por Pablo Fernández)

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