Pete McBride
Pete McBride

EL ÚNICO PASAJERO. Mientras el mundo comenzaba a pertrecharse contra el Coronavirus, el fotógrafo de National Geographic Pete McBride estaba “perdido entre la cacofonía de unos 200.000 pingüinos en una de las islas Georgias del Sur, cerca de la Antártida”. Estaba participando como panelista invitado durante dos semanas en el barco Explorer que recorre nuestro sur.

Cuando pasaron por Ushuaia, en tiempos en que las restricciones por la pandemia eran leves, todos los pasajeros del crucero fueron controlados para ver si tenían fiebre. Y rápidamente marcaron el curso hacia las Malvinas. Antes de llegar a estas islas, los pasajeros avistaron colonias de albatros, alejándose de la difusión del Coronavirus en Sudamérica. El se dedicó a tomar fotografías de la naturaleza en zonas escasamente transitadas por el hombre: verdaderos santuarios de la vida salvaje.

Para cuando llegó el Día de San Patricio, tanto la Argentina como Chile cerraron los puertos en un intento por contener al virus, en la misma fecha que la excursión del Explorer llegó a Puerto Argentino. A partir de ahí, McBride se vio forzado a escapar de la pandemia volando desde Malvinas a San Pablo, Brasil, y de allí a Chicago para tomar el vuelo hasta su hogar en Colorado. Y todo lo hizo en aeropuertos casi vacíos, cruzándose con personas usando barbijos y sometiéndose a constantes mediciones térmicas por parte de los empleados aeroportuarios.

“Cuando abordé mi último vuelo, el empleado del mostrador dijo mi nombre y sonrió: 'Usted es el único pasajero, que lo disfrute'. Las azafatas, que igual volarían a Colorado, subiera yo o no, me ofrecieron un upgrade de asiento adonde quisiera ubicarme. Y me dieron golosinas, entre ellas las que sólo son para los chicos. También nos sacamos algunas selfies”, completa el fotógrafo en su relato para National Geographic.

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