Univisión/Getty
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EL COVID DEVASTA AL CORAZON. Cuando científicos del Instituto Gladstone de San Francisco revisaron lo que ocurría al poner el nuevo coronavirus en células del corazón dentro de un laboratorio, no estaban preparados para la imagen que reveló el microscopio al cabo de 48 horas: total devastación. Las fibras que mantienen al corazón latiendo (sarcómeros) fueron destrozadas en diminutos pedazos. Algo parecido a lo que asomaban algunas autopsias de pacientes fallecidos por covid-19.

“Lo que vimos fue completamente anormal. En todos mis años revisando las cardiomiocitos-células del músculo cardiaco- nunca había visto algo similar”, dice Todd McDevitt, investigador de Gladstone McDevitt en un texto publicado en la página web del Instituto Gladstone. Preocupados por las repercusiones del alarmante hallazgo, publicaron los resultados en un preprint que no ha sido sometido al escrutinio de una revista científica, por lo que todavía está sujeto a mayor validación.

“No soy un científico que quiere magnificar estas cosas, pero la verdad es que no dormí hasta terminar este paper y ponerlo allí afuera”, dice a StatNews, Todd McDevitt, investigador de Gladstone.

La “carnicería en las células humanas” que vieron no tenía precedentes, subraya a ese medio otro de los investigadores, Bruce Conklin. “Nada de lo que vemos en la literatura publicada es como esto en términos de la precisión de esos cortes. Debemos pensar en el covid-19 no exclusivamente como una enfermedad pulmonar, sino potencialmente una cardiaca”.

Esa disrupción en los sarcómeros, “haría imposible que las células del corazón latan correctamente”, agrega Conklin en el comunicado del Instituto Gladstone.

También hallaron un vacío en el sitio donde debía haber ADN dentro de esas células. “Para la célula es el equivalente a tener una muerte cerebral”, ilustra Conklin.

Los hallazgos se corresponden con las preocupantes secuelas cardiacas que se están viendo no sólo en pacientes que enferman severamente, sino también en aquellos con una enfermedad leve.


60 de 100 pacientes analizados en un pequeño estudio observacional hecho en Alemania y publicado en JAMA tuvieron algún grado de inflamación coronaria tras recuperarse del covid-19. 65% de ellos no requirió hospitalización durante la fase aguda de la enfermedad.

En chequeos médicos de “personas que supuestamente se recuperaron del covid-19” se está viendo una “sustancial alta proporción de anormalidades cardiovasculares, evidencia de miocarditis en resonancias magnéticas y emergencia de cardiopatías emergentes”, indicó Anthony Fauci hace unas semanas en una conferencia para la Asociación Estadounidense de Microbiología.

“Este es un importante trabajo que ayuda a definir los potenciales mecanismos por los que el SARS-CoV-2 genera los daños que estamos observando en el corazón y sus manifestaciones clínicas. Había la pregunta, más allá de algunos pocos casos reportados, de si el músculo del corazón como tal podían ser infectadas. Esto muestra que, al menos in vitro, puede ocurrir”, dice a StatNews, Gregg Fonarow, jefe interino de la División de Cardiología de UCLA.

Despistajes oportunos a los pacientes
Para revisar si los daños estructurales podían ocurrir más allá de cultivos dentro de un laboratorio, los científicos analizaron muestras de tres pacientes fallecidos por covid-19 y encontraron anormalidades en el músculo del corazón similares, aunque no del todo exactas. No se sabe si el corazón puede reorganizar esos sarcómeros desintegrados una vez que se elimine la infección.

“Estas anormalidades no han sido identificadas en pacientes antes, así que pueden haber sido pasadas por alto. Espero que esto motive a los médicos a revisar las muestras de sus pacientes para buscar estos rasgos, lo que probaría nuestra hipótesis”, dice Mc Devitt.

Una prueba de troponina, una proteína que se filtra en la sangre cuando hay daños en el miocardio y que se usa ante sospechas de infarto, bien podría revelar si la persona está sufriendo daños cardiacos, indica el artículo de StatNews.

Si se confirman estos hallazgos se abriría camino a un nuevo abordaje terapéutico que busque prevenir estos daños al corazón.

“Será importante identificar una terapia protectora que salvaguarde el daño al corazón que estamos viendo en nuestros modelos. Incluso si no puedes prevenir que el virus infecte las células, podrías poner al paciente en fármacos que prevengan estas consecuencias negativas por la duración de la enfermedad”, concluye McDevitt.

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