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“El otro día se dio una situación de suma tensión, pero que no difiere demasiado de lo que es la cotidianeidad de la cárcel. Nosotros estamos instalados en el Comcar hace ya algunos años y es una cárcel que tiene mucha violencia,”, dijo Legrand, que trabaja en esta institución socioeducativa que atiende a los reclusos.

“La diferencia es que esta vez los conflictos terminaron con resultado de muerte. Pero los conflictos intracarcelarios, armados, con armas blancas. particularmente, suceden cotidianamente. Ahora murieron tres personas a raíz de eso. Pero no es una novedad, algo fuera de lo común. Fue una situación muy compleja durante toda la jornada”, afirmó.

“El grupo nuestro estaba apostado dentro del penal. Trabajamos todos los días dentro del Módulo 3… Pero justo ese día habíamos sacado una cuadrilla, porque estábamos pintando unos murales”, agregó.

Indicó que corrieron riesgo los funcionarios civiles y los policías que, cuando se prendió fuego una celda y se generó un incendio, ingresaron “y empezaron romper los candados para poder sacar a las personas. Varios se intoxicaron. Fue una decisión muy importante. Si no, hoy estaríamos hablando de una nueva tragedia como de la cárcel de Rocha", en la que hubo 12 muertos.

“Tenemos que repensar un sistema que o genere estos niveles de daños y de riesgos. En el Comcar, que es la cárcel más grande del país, hay 3.300 personas, hay 400 funcionarios y miles de personas ingresan los días de visita… Estamos hablando de una población muy grande que fluctúa dentro de la cárcel”, señaló.

“Es mucho más que algunas ciudades del interior, sin los servicios que suelen tener esas ciudades”, apuntó. Dijo, por ejemplo, que cuando se generó la violencia, hacía dos días que no había agua potable en el centro de reclusión. “Hay una caño maestro que se rompe muy seguido y OSE no ingresa… Hay que contratara una empresa privada… Y mientras tanto, tienes 3.300 personas sin agua con todo o que eso significa”, añadió.

De todas formas, Legrand resaltó que hay cárceles que funcionan “de una mejor manera”, como son varias del interior del país y Punta de Rieles.

“Esto toca fondo todos los días, pero nunca termina de reventar... Me parece muy importante ser responsables en la transición. Los mensajes políticos que se envían desde afuera generan complejidades adentro… Y difícilmente, si creemos que apretar las cárceles y generar mensajes de violencia, no va a hacer que todo reviente… Cuidado y responsabilidad política para la transición”, reclamó.