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“Y es importante saber que estas patologías se ven cada vez a más temprana edad”, agregó.

Álvarez explicó que “nos llaman muchos padres preocupados, por sus hijos de nueve o 10 años, que se ven gordos, que no les gusta su apariencia. Y estamos en esa transición de la escuela al liceo. Es bastante preocupante en este aspecto”.

Destacó que “es importante estar muy alerta” a nivel familiar, al ser interrogada sobre quienes no consultan. “Estas enfermedades no dejan de ser trastornos mentales. En realidad se ve una alteración en el vínculo con la comida”, explicó.

“Es una enfermedad multicausal, ya que no hay algo que la despierte específicamente. Pero siempre la problemática está en relación a la comida. Eso es lo que podemos ver. Detrás, hay un montón de causas, que son factores emocionales y psicológicos”, entre los que puede citarse a la violencia o la falta de cariño, por ejemplo, indicó.

Expresó que el indicio de que podemos estar frente a una patología alimentaria “es cuando a preocupación por el cuerpo y la comida es excesiva, cuando la persona invierte muchas horas al día pensando en qué va a comer o cómo evitar comer, o cómo compensar lo que ingirió, ya sea tomando laxantes o provocándose el vómito”.

También suelen hacer ejercicio en exceso o se guardan la comida, o realizan dietas o ayunos estrictos, “o están pendientes de las calorías que ingieren”, apuntó.

“También se ve mucho el aislamiento social. Evitan reuniones o comer en familia… Esos son factores ara estar atentos. O comen en exceso y luego siente culpa”, subrayó.