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Sebastián Marroquín es el nombre que adoptó Juan Pablo Escobar, hijo del famoso narcotraficante Pablo Escobar. Nació en Medellín el 24 de febrero de 1977. Es arquitecto, diseñador industrial y conferencista.

Consciente de lo que hizo su padre, ha tratado de subsanar los daños, entrevistándose con las víctimas o publicando libros, como “Pablo Escobar, mi padre” en el 2014, en el que contaba cómo fue su vida al lado del narcotraficante más poderoso de su época. Ahora publica su segundo libro, pero en esta ocasión narrando “el costado más operativo del negocio”. Se llama “Pablo Escobar infraganti, lo que mi padre nunca me contó” y tiene el testimonio de antiguos colaboradores de su progenitor. Este libro está segundo en ventas en Uruguay, informó el propio autor.

La presentación se cumplirá este viernes, a las a las 20 en el Centro Cultural WMW, en Roosevelt y San Remo.

A pocas horas de su arribo a Uruguay, Juan Pablo Escobar dijo a FM Gente que reside en Argentina. “Pero hacía ocho meses que no regresaba por todo el tiempo que me llevó la labor de investigación para realizar este libro”, explicó.

UNA HISTORIA PARA NO IMITAR

Dijo que también sigue dando conferencias sobre su primer libro, “especialmente para los jóvenes. Se busca generar conciencia en ellos para que no imiten la historia ni los pasos de mi padre”.

Señaló que, desde la publicación del primer al segundo libro, sufrió “un proceso de maduración y de querer acercarme muchísimo más a completar la imagen de mi padre”, a través del contacto con sus colaboradores y hasta con sus enemigos, como es el caso de Ramón Isaza, un paramilitar que lo enfrentó, al que le mató un hijo y le hizo más de ocho atentados para tratar de acabar con su vida. Mi padre decía que “tenía más vidas que un gato”, agregó.

Señaló que eso le permitió ver “la otra cara de la moneda de Pablo Escobar, ver cómo lo veían y los entendían sus enemigos”.

LOS HIJOS DEL ASESINO Y DEL ASESINADO

Destacó que también tuvo un encuentro con Aaron Seal, el hijo de Barry Seal, ex agente de la de la CIA e informante de la DEA – la brigada antidrogas de los Estados Unidos-, que su padre mató por tener evidencia fotográfica sobre su actividad como narcotraficante, cuando trabajaba “en connivencia con el gobierno nicaragüense”.

“Mi padre termina tomando la decisión de matar a ese agente de la CIA dentro de Estados Unidos… Y con su hijo se produce no solo un proceso de reconciliación. Y pusimos sobre la mesa todas las cartas y empezamos a cotejar toda la información a la que pudimos acceder. Por ejemplo, la revelación de que los agentes federales de los Estados Unidos robaron y ocultaron evidencia a la policía en el momento en que fue asesinado… Tenía todos los expedientes donde involucraban a agencias estadounidenses en el tráfico de estupefacientes para financiar la lucha anticomunista en Centroamérica”, subrayó.

Admitió que estos encuentros “no son fáciles. Hay una gran cantidad de sentimientos y de sensaciones encontradas”. Sin embargo, señaló que la familia del agente del la CIA se contactó con los propios asesinos y les expresó su perdón. “Eso, a veces, sobrepasa los límites del entendimiento y me inspira para seguir en la búsqueda del perdón y de la reconciliación”, expresó.

Indicó que, incluso, fue el hijo del agente asesinado el que lo contactó, con el fin de pedirle “perdón”, porque su padre esta “delatando al cartel de Medellín… Me sorprendió muchísimo, porque podrá pedirle yo perdón a él porque mi padre asesino el suyo… Convivimos juntos una semana en Ciudad de México. Le leí renglón por renglón lo que había escrito sobre su padre, consulté su opinión y me aportó más información sobre este caso”.

Juan Pablo señaló que si bien reconoce “la exclusiva responsabilidad” de su padre en este asesinato, la familia del ex agente estima que pudo haber un complot dentro de Estados Unidos para facilitar que fuera ultimado. “No le dieron ninguna protección, lo que evidencia que les convenía a muchos, y no solo a Pablo Escobar, que esta persona muriera”, afirmó.

Manifestó que “uno no deja de sorprenderse. Pese a ser mi padre, todos los días uno descubre historias nuevas sobre él y las diferentes formas que tuvo para relacionarse con la corrupción internacional”. Al respecto, indicó que en su libro refleja que Pablo Escobar tuvo abierta una ruta con una de las agencias antidrogas más grande de los Estados Unidos, “donde se enviaron 800 kilos de cocaína por semana durante tres años, de manera ininterrumpida. Con la connivencia de autoridades locales en Colombia y en el aeropuerto internacional de Miami”.

DECIDIÓ “DEJARSE ENCONTRAR”

Por otra parte, apuntó que “están absolutamente claras” las circunstancias en la que murió su padre. “Esto se ha prestado para la confusión, Los norteamericanos dicen que fueron ellos los que le dispararon, la policía colombiana dice que fueron ellos…”

“Mi padre, claramente, decidió dejarse encontrar ese día, porque sabía que su familia era rehén del Estado colombiano. Y había una premisa muy sencilla; o aparecía muerto Pablo Escobar o aparecía muerta su familia”, señaló.

Apuntó que hoy todavía se desplaza con algún “temor” por el mundo, pero que no siente el mismo miedo de aquella época, ya que los “capos” del cartel de Cali le aseguraron que lo matearían e igual concurrió a reunirse con ellos.

“Decidí ir porque no estaba dispuesto a seguir corriendo… Y desde entonces nunca más volví a mirar para atrás. Por supuesto que el temor está presente pero no con la misma intensidad que en esa época”, añadió. Reconoció que los “enemigos” de su padre prácticamente se autodestruyeron o están ahora en la cárcel.

NO “GLORIFCAR” EL NARCOTRÁFICO

Insistió en que su prédica es había la juventud, en momento en que hay mensajes que “están llenando de 'glamour'” y “glorificando” la actividad de narcotráfico. “No estoy en contra de que se cuenten las historias. Estoy en contra de que se les haga creer a los chicos que ser Pablo Escobar e s lo mejor que les puede pasar en sus vidas”, afirmó.

Concretamente, dijo que hay series y productoras que no colaboran en este sentido, en alusión a Caracol Televisión y a Netflix. Informó que Netflix puso en la Puerta del Sol, en España, “un cartel sobre una imagen gigante de pablo Escobar que dice: ¡Oh blanca Navidad! No se necesitan más que dos dedos de frente para entender que están haciendo alusión al crimen, a la cocaína y al tráfico en general… Para el Ayuntamiento no dice nada”.

“Construyen en torno a la imagen de mi padre una especie de súper héroe del bajo mundo… Y los jóvenes de todo el mundo me empiezan a mandar desde todo el mundo fotografías disfrazados como Pablo Escobar, que quieren ser el personaje de la serie… Y se trata de jóvenes no solo de países pobres, sino que están llenos de oportunidades, que no necesitan entrar en el crimen para vivir tranquilos”, alertó.