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“Fue una temporada distinta, con muchos desafíos para todos los trabajamos en Ancap, pero en general para todo el ecosistema de buzos, Prefectura, capitanes, las fuerzas vivas, las organizaciones de rescate de fauna… Y la verdad es que estos desafíos los afrontamos en equipo y creemos que tenemos que ir buscando siempre cómo acercar a la empresa a las nuevas expectativas, que van cambiando, que se hacen cada vez más exigentes”, afirmó.

La jerarca dijo que Ancap “tiene que estar a la altura, incorporando las mejores tecnologías, pero también cambiando su forma de relacionarse… Las mejores prácticas son estar en contacto con las fuerzas vivas, tener esa relación de confianza, con espíritu de cuerpo, de que estamos para ganar”.

Jara afirmó que Malodnado es un lugar muy importante “porque es por donde ingresa todo el petróleo que se refina en Uruguay” y quiere que sea “una zona que esté protegida desde lo ambiental. También homenajeamos a nuestros funcionarios, que son nuestros embajadores en la comunidad. Queremos seguir están cerca y escuchando, también cuáles son las inquietudes”.

Dio que este acto significó “un alto” y el comienzo de la preparación para la nueva temporada, “que esperemos sea mejor”.

Informó que el derrame que se registró en el Boya Petrolera de José Ignacio “fue realmente pequeño… Hay que evitar todos los derrames por pequeños que sean. Hay una línea que todavía no se terminó de reparar. Habíamos decidido no tocarla hasta que terminara la temporada, por un tema de precaución. Estamos trabajando con diferentes técnicos para ver cuál es la mejor forma de hacerlo”.

“Pero todo lo que aprendimos lo vamos a volcar… Además, hay muchas ideas para mejorar la detección temprana de cualquier pérdida”, afirmó.

Sostuvo que el cambio climático y los fenómenos que provoca muchas veces restringen la operativa de la Boya. “Estamos encarándolo para el corto plazo, pero también para el mediano y largo plazo”, aseguró.

Consideró que no ve posible que se evalúe en el futuro dejar de recibir en petróleo en José Ignacio. “No creo que tenga mucho sentido. Y, económicamente, es inviable. Lo importante es evitar que esto no pueda convivir con las otras actividades”, añadió.