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Como informara FM GENTE, padre e hijo estaban en la playa de La Juanita, cerca de José Ignacio, en una pequeña canoa que se dio vuelta por las grandes olas que se registraban en el mar en ese momento, quedando ambos a la deriva sin ningún elemento de salvataje. Cuando trataron se volver a la costa se les hizo imposible. Ante esto se avisó al guardavida de La Juanita que se movilizó 1.500 metros hasta llegar al lugar y rescatarlos.

“Estábamos en la playa mansa, trabajando, en José Ignacio. Viene un muchacho y nos da el aviso que había dos personas que no podían salir, para el lado de Santa Mónica, medio alejados de las costa. Y ahí hicimos el protocolo. Llamamos a la base, al puesto de al lado”, narró “Dakota”.

“En determinado momento, nos avisan que ya habían salido, pero fue una falsa alarma. Este señor que nos avisó se llevó mi número de teléfono, fue al lugar y me corroboró que la gente seguía en el agua. Y reactivamos la cadena para acudir al lugar, porque hay que abandonar el puesto. Hablé con mi compañero y concurrimos al lugar. Y se realizó el rescate”, indicó.

El guardavida dijo que si bien no lo tiene claro, por el estrés del momento, estima que las dos personas estaban a unos 100 metros de la costa. “Lo presumo por el tiempo que demoré en llegar”, explicó.

Dijo que, cuando llegó, las personas están tranquilas. “El padre fue muy inteligente. Se alejaron de la zona de impacto, del oleaje. Por eso estaban adentro… El mar te aleja, naturalmente. Y él se estaba moviendo. Estaba haciendo una especie de ‘batidora’, manteniendo al hijo, que estaba con principio de hipotermia. Estaban muy lúcidos los dos. Al chico le pedí que pateara, para generar calor, porque era el que estaba más complicado, en cierta forma”, contó.

Destaco que también les pidió que estuvieran “tranquilos”, porque “nos iban a revolcar las olas” durante el proceso de salida hacia la costa.

Indicó que se usó una faja especial para especial para el rescate y que se nada de espalda, para observar las olas. “El chico venía con la faja y con el padre nadamos en diagonal a la costa. Buscábamos que nos ayudara la corriente. Es lo que hay que hacer. La gente nada en contra y lo que se debe haber es usar la corriente a tu favor”, remarcó.

Alvigini dijo que estas personas se dieron un baño, “los agarraron las olas, los revolcaron y la pasaron mal. El padre pudo agarrar al hijo y se alejaron de la costa. El agua tiene una dinámica; entra por un lado y sale por otro. La gente nada contra la corriente y se cansa… Hay que dejarse llevar y quedarse tranquilo; dar aviso; tomar puntos de referencias en la costa e ir en diagonal, con la corriente, como si estuvieran navegando”.

También dijo que hay que evitar bañarse donde no hay servicio de guardavidas. “Ese había sido un día de mucho estrés, de mucho mar… La gente no mira las banderas y se quiere meter. Hay que respetar, hay que preguntar. Y hay que bañarse en las áreas que cuentan con cobertura”, advirtió.

“En este caso, sobrevivieron porque estaban tranquilos. El muchacho tenía frio. Estaba quieto, era delgado… Esa tranquilidad fue lo que los mantuvo a flote”, insistió.

Los rescatados fuero Rodrigo y Francisco Bay Bar, de 45 y 16 años, respectivamente. “Todo funcionó bastante bien… Son unos fenómenos. Me fueron a saludar a Bikini, donde trabajé al día siguiente. Les pasé el teléfono del muchacho – Juan Sánchez, creo que era- que me avisó, para que la agradecieran, porque fue fundamental”, resaltó.

“Dakota” se recibió en 2007 como guardavida y trabaja hace 11 años en la playa.