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ATENTADO EN LONDRES.Nada hacía presagiar la tragedia sobre el puente de Westminster. Decenas de turistas avanzaban a primera hora de la tarde hacia el Big Ben, cuando un todoterreno gris aceleró al cruzar el Támesis y atropelló a su paso a decenas de peatones. Unos salieron corriendo, otros se lanzaron al río. El conductor del Hyundai gris dejó un reguero de sangre a su paso y estrelló finalmente el coche contra las vallas de Westminster. Salió con un cuchillo en la mano, apuñaló a un policía que flanqueaba la puerta y llegó a entrar al perímetro de seguridad del Parlamento. Allí llegó a herir a otro agente antes de ser abatido a tiros, ante los ojos atónitos de los diputados que observaban la escena desde sus despachos.

Cinco muertos (el propio agresor, un policía -de nombre Keith Palmer, de 48 años de edad y con 15 de servicio,- y tres viandantes) y 40 heridos es el balance provisional del atentando terrorista contra el corazón de Londres, ocurrido exactamente al cabo de un año de la masacre que causó 35 muertos en el aeropuerto y en el metro de Bruselas. Scotland Yard no tardó en reconocer la auténtica dimensión de la tragedia, que forzó el "cerrojazo" total del Parlamento y la evacuación en un Jaguar camuflado de la policía de la 'premier' Theresa May, que horas después presidió la reunión del gabinete de emergencia 'Cobra'.

En una breve intervención a las puertas de Downing Street, la 'premier' condenó el ataque terrorista como "nauseabundo y depravado". "No ha sido un accidente que el agresor eligiera como objetivo el Parlamento, que representa democracia, la libertad y el estado de derecho", dijo May. "Cualquier intento de derrotar esos valores a través de la violencia y el terror están condenados a fracasar", añadió la 'premier', que anunció que el Parlamento reabrirá sus puertas y recuperará su actividad habitual el jueves.

"El Parlamento volverá a su actividad normal y los londinenses se despertarán y seguirán como cualquier día normal", añadió, en el momento de recalcar que la alerta antiterrorista seguirá como hasta ahora, en el segundo nivel ("riesgo severo").

"Nunca vamos a ceder ante el terror ni a permitir que las voces del odio y el mal nos dividan", concluyó May, que celebró a última hora una reunión del gabinete de emergencia 'Cobra'.(El Mundo)

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