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Según trascendió, se trata de un hombre de 33 años que residía en el barrio Kennedy de Punta del Este, a quien desde la fecha del macabro hallazgo no se la veía por los lugares que habitualmente frecuentaba. El hombre era soltero y tenía más de diez antecedentes penales, entre ellos por hurto y extorsión, registrados desde que era menor de edad.

Los análisis de ADN practicados en las muestras extraídas por el médico forense fueron cotejados con los de otro hombre. Al comparar las muestras, el resultado dio una compatibilidad del 99,99 por ciento, indicaron fuentes del caso a El País. Ahora la Policía busca en el entorno familiar y de amistades del occiso la forma de tratar de identificar a los responsables del homicidio, el que incluyó el descuartizamiento de la víctima.

Como se informara, el hombre apareció en el interior de un tanque de 200 litros sin su cabeza. También le faltaban las extremidades, tanto superiores como inferiores. Parecía imposible identificar al cadáver, salvo que se pudiera cotejar su ADN con el de algún familiar cercano.

Un dato que se obtuvo poco después de conocido el hecho es que el tanque con el cuerpo se encontraba en el mismo predio de una humilde vivienda que había sido consumida por el fuego durante un incendio ocurrido el miércoles 8 de agosto.

Días atrás, la Policía logró dar con el paradero de un familiar directo. Se trata de un hombre que aseguró ser el padre de la víctima. El análisis de ADN no dejó dudas al respecto y el fallecido pudo ser plenamente identificado, se indicó.