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Lacalle señaló que hay algunos conflictos a nivel internacional que han llamado la atención “especialmente”, como los registrados en Santiago de Chile y en Francia.

Dijo que estos conflictos, “del todo, auténticos no son, pero tienen una base auténtica”. Agregó que se producen en lugares donde hay “democracias operantes” y a veces llegan a situaciones “de violencia realmente impactantes” y llevan a la paralización del países.

EL GRAN DESAFÍO DE LA DEMOCRACIA

“El sistema democrático está ante un gran desafío, que es tratar de responder a los requerimientos del electorado”, añadió.

Se preguntó por qué, si en Chile y en Francia funciona el Estado de Derecho, pasan estas cosas. “Creo que la sociedad se ha ido fragmentando y que la ficción del ciudadano ha perdido virtualidad”, ya que la credencial cívica se usa cada cinco años y durante el resto del tiempo las personas operan dentro de sus corporaciones, determinadas por la ocupación de cada uno.

Explicó que esto determina que uno no se sienta “dentro de la misma colectividad cívica”, aunque sí arquitecto, carpintero, cura, rabino, etc. “Es la vieja imagen corporativa. Y esa pesa mucho más”, porque el vínculo “es mucho más palpable” y los “intereses más angostos y más palpable”, advirtió.

Dijo que “eso lleva a un fraccionamiento de la sociedad, que no es lo que se busca en cuanto del concepto tan difícil de bajar a la realidad que es la igualdad”. Indicó que, en ese marco, la cantidad de “información y desinformación” que hay en la actualidad, lleva a un mayor fraccionamiento de la ciudanía.

“Estamos ante uno de los grandes conflictos contemporáneos: cómo nos vamos a gobernar. ¿Podremos inventar un sistema que dé legitimidad de origen y de ejercicio como la democracia? ¿Habrá una manera de responsabilizar a quiénes usan las redes? “, se preguntó. “Es un gran desafío para filósofos”, apuntó.

Por otra parte, Lacalle afirmó que “estos conflictos no son inocentes”.

Puso como ejemplo en caso de Chile y dijo que hay reclamos “legítimos”, pese a que los gobiernos, de izquierda y de derecha mantuvieron “lo que hizo bien Pinochet” y han realizados reformas importantes para el crecimiento y la apertura del país. “No ha llegado a todo el mundo la prosperidad, pero Chile es un país que ha cambiado”, enfatizó.

“ES MINORITARIO Y TERRORISTA”

Indicó que, a las manifestaciones que se producen por esta situación, van 100 o 500 mil personas, según quién las contabilice. Y luego “vienen 200 tipos, con la cara tapada, a destruir lo que usa el pueblo”, como el subterráneo.

“No es popular… Es minoritario, terrorista… Se usa la manifestación legítima para destruir”, remarcó.

“Acá los tenemos también. En otra escala, pero en Uruguay lo hemos vivido también. Hay un grupo de 60 o 70 personas, que están identificadas, que cuando hay una manifestación popular, le agregan ese episodio... Y eso se llama el Foro de San Pablo”, afirmó. Expresó que esta decisión fue tomada en 1990 por Fidel Castro, a quien definió como “la personalidad política más importante, para mal”, de América Latina en los últimos años.

Manifestó que, cuando la izquierda no está en el gobierno, se busca “poner una cuña en todos los conflictos para hacerlos más profundos”. Entre esos temas, mencionó al género, la situación de las comunidades indígenas y hasta el medio ambiente, entre otros.

Destacó que, en vez de “amortiguar” los conflictos, como debe hacer una sociedad organizada, se busca potenciarlos al máximo.

“Hay conflictos… Son naturales en la sociedad. La composición es mejor con el régimen democrático. Eso hace que el régimen democrático esté por encima de sindicatos, de la Cámara de Industrias… Es a esa generalización del ciudadano a la que le tenemos que dar contenido”, reclamó.

“El mensaje final es: no sean indiferentes en materia política. No dejen a los políticos solos. Acompáñenlos para que esto no esté tan mal como parecería que está”, sostuvo.