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María, familiar de uno de los internos, explicó a FM Gente que reclusos de “cuatro o cinco sectores” iniciaron la huelga el domingo pero depusieron la medida a última hora del lunes, cuando el director del establecimiento se interesó por tema y prometió dar respuesta a algunos reclamos. “El director medió y pidió paciencia, para ir solucionando los problemas de a poco”, indicó.

La mujer explicó que los baños de los reclusos y los habilitados para la visita se encuentran en “estado deplorable” y consideró que si bien el edificio es bueno, no se mantienen. “Tanto los reclusos, como las mujeres y los niños cuentan con un solo baño para los días de visita”, señaló.

También falta un lugar físico para que las visitas dejen sus pertenencias y un techo para guarecerse de la lluvia durante el tiempo que esperan a la intemperie para ingresar. Otro aspecto a mejorar es la sala de visita, donde algunos vidrios o puertas se han roto y el ambiente es gélido.

María admitió, que de todas formas, ahora hay un buen relacionamiento con los funcionarios carcelarios que cachean a los visitantes. “Revisan bien y saludan con un buenos días, no como los que venían de Montevideo, que tenían un trato terrible”, recordó.

Las frecuencias de los ómnibus, los horarios de entrada hasta la puerta de la cárcel, y la distancia a la que dejan a los visitantes cuando no ingresan es otro problema que denuncian los familiares de los reclusos.

Tampoco soslayaron inconvenientes en el registro de horas de los reclusos que hacen trabajos de fajina o de cocina o que estudian, para descontar días de su pena. Según María, hay documentación que se perdió desde 2009. La ampliación de los horarios en que los reclusos salen al patio también está en el debe.

La mujer entiende que, desde que el establecimiento pasó a la órbita del Instituto Nacional de Rehabilitación, se nota una mayor voluntad en superar las cosas. Sin embargo, aunque les piden paciencia, siguen esperando por la mayoría de estos reclamos que ya datan de meses.