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Centenares de personas concurren a la costa durante las noches de enero pero, fundamentalmente, desde la medianoche es territorio joven.

Adolescentes en su mayoría se reúnen en las playas de Punta del Este como sucedió en la madrugada del pasado sábado cuando Guardavidas y Prefectura realizaron un trabajo en conjunto que busca frenar el vandalismo del que son objeto las casetas de quienes tienen a su cargo custodiar y salvar la vida de quienes llegan a las costas.

Desde que fueron colocadas las casetas en las playas comenzaron los destrozos: puertas rotas a patadas, partes arrancadas para utilizarlas como combustible de fogones playeros o directamente prenderalas fuego. Jóvenes que se suben a los techos y saltan en una suerte de prueba de resistencia (de la caseta).

Bomberos tuvo varias intervenciones por estas situaciones, la IDM ha tenido que reponer o reparar partes y los guardavidas ya no saben qué hacer para frenar esta ola de vandalismo.

Algunas paradas en particular están entre las más vapuleadas del verano: Zorba, Papa Charly, La Olla y Los Dedos. Este lunes fue vandalizada otra en la parada 28.

En el operativo coordinado entre la Unidad de Guardavidas y Prefectura se detuvo, próximo a las 2.30 del sábado, a un grupo de chicos que supuestamente eran responsables por algunos daños y posible inicio de fuego. Sin embargo, hasta donde se pudo conocer esta jornada, se trató de menores que fueron liberados con el correr de las horas.

Algo similar ocurre con la cartelería de playa. Según indicaron a FM GENTE integrantes de la Unidad de Guardavidas, desde Manantiales a Laguna Garzón se detectó la desaparición o rotura de todos los carteles que señalaban las zonas sin guardavidas. Sólo se salvó uno. Como si fuera poca cosa el vandalismo, se suma el peligro que significa la falta de advertencia de los lugares que no cuentan con servicio de guardavidas para los eventuales visitantes de esas playas.

El tema no tiene una solución a la vista: es operativamente imposible poner guardia nocturna en todas las playas y casetas de forma permanente. No obstante desde Prefectura y desde la Unidad de Guardavidas y la de Playas de la IDM no claudican en el esfuerzo para que cada destrozo sea reparado en el menor tiempo posible.

"Es un tema cultural" indicó un experimentado guardavidas a FM GENTE. "Muchos de los que eventualmente destrozan de madrugada son los mismos que a otra hora van con sus familias a las playas y están bajo nuestro cuidado".

Otro trabajador indicó que si bien cada temporada se generan incidentes similares, este verano a las casetas "les están dando una paliza bárbara".

"Siempre las casetas de turno eran las de la 25 y 28 de la Mansa; en la Brava nunca había pasado" tanto destrozo explicó otra fuente con años en esta labor. "Con los carteles nunca sucedió que desaparecieran tantos y de esta forma, agregó.

Lejos parecen quedar aquellas épocas en las que las casetas eran ocasionalmente visitadas por alguna pareja ardiente o algunos amigos que se escondían para fumar un porro de robado. Ahora la consigna parece ser la del simple y llano destrozo.