FUEGO. Silencio desolador, coches y casas arruinadas, animales quemados. Y personas que murieron calcinadas y abrazadas. "Mati no existe más", dice Evangelos Bournous, el alcalde de Rafina, una ciudad vecina. Mati, un pueblo costero cercano a la capital Atenas, tenía 200 habitantes y quedó reducido a cenizas por uno de los incendios que azotan Grecia y ya causaron decenas de víctimas fatales.
27 cadáveres aparecieron en un mismo lugar: se quemaron mientras trataban de protegerse.
Los encontraron "en grupos de 4 o 5; puede que se trate de familias, amigos o desconocidos que se juntaron en un último intento de salvarse cuando intentaban llegar al mar", dice Vassilis Andriopoulos, uno de los socorristas de la Cruz Roja que descubrieron el horrible espectáculo este martes. "Había niños..." agrega.
Según la vocera de los bomberos, Stavroula Maliri, la cifra de fallecidos tiende a aumentar.
Escenas del espanto
Huyendo de las llamas, parecen haber quedado atrapados entre el fuego y un acantilado que desciende hacia el mar desde unos 30 metros.
Una chica que había intentado saltar un poco más hacia adelante también murió, señaló un vecino.
A la noche un fotógrafo de AFP encontró no lejos de ahí 4 cadáveres: 3 a bordo de un auto y 1 sobre una moto. En la calle principal todo está negro, en particular los grandes pinos que rodean las casas. El mar está gris, el olor a quemado es omnipresente. Y parece un cementerio de autos. Los Canadairs (aviones contra incendios) surcan el cielo de manera intermitente. Se ven cadáveres de perros.
Stella Petridi, una jubilada de 65 años, tenía 6. Estaba en la iglesia cuando sintió el calor del fuego y volvió a su casa para salvarlos. Pero no logró abrir la puerta y ganaron las llamas. No tuvo otra opción que correr hacia la playa, donde una lancha patrullera la evacuó en la madrugada. Athanasia Oktapodi, de 60 años, con el rostro tiznado y los ojos enrojecidos, cuenta que las llamas avanzaban con una rapidez impresionante. "Fulminante", según los bomberos.
"Vi descender el fuego desde la colina y en unos pocos minutos ya estaba en mi jardín", dice la mujer. "Salí corriendo como loca hacia la playa y me metí en el agua."
La mayoría de los sobrevivientes quedaron así: impotentes y aterrados, en el mar, mirando durante horas cómo las llamas se devoraban el pueblo. Algunos se ahogaron.