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UN DÍA PARA REFLEXIONAR. La vejez es una de las etapas más hermosas en la vida del ser humano, donde la persona está despojada de todo materialismo, brinda todo su amor, especialmente a los niños. La sola presencia del abuelo en un lugar marca el equilibrio de esa sociedad. La tercera edad es un ciclo de la vida de los seres humanos, en el que las personas cambian la fuerza y energía del cuerpo por conocimientos de vida. No cambian sus proyectos, sus deseos, sus ilusiones, ni su sexualidad y aumentan su comprensión, su amor, el diálogo y mucha tolerancia. Por eso en nuestra sociedad todavía debemos aprender a valorarlos: tener un abuelo en casa es un tesoro, porque a ellos acudimos los hijos por consejos. También brindan equilibrio al grupo familiar a través de sus experiencias, la entrega de conocimientos, el amor. Son personas que no necesitan un titulo de psicólogo para dar soluciones a problemas de vida. Compartir las tareas con los abuelos es algo muy interesante porque uno se nutre de amor, de conocimientos, de calma, de alegría con la mayoría de ellos. Pero también es importante que puedan mantenerse activos aprendiendo un idioma o haciendo un curso sobre un tema que les guste. Hay que tener en cuenta que el mejor lugar para un abuelo es su casa, su familia, el lugar donde habitó toda su vida. Más allá de que hay geriátricos en los que reciben un trato de cuidado y de amor. Para generar más conciencia social, es fundamental que se hable en familia sobre el valor que tiene una abuela o abuelo. Hay que recordar que los abuelos representan la reserva del conocimiento y de la cultura de nuestra sociedad, está en nosotros cuidar nuestro pasado para tener un buen futuro. (lanacion.com.ar)

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