Vecinos del barrio granja Cuñetti desesperados: zona liberada
Interés General 12:46

Vecinos del barrio granja Cuñetti desesperados: zona liberada

Vecinos del barrio granja Cuñetti serán recibidos este jueves 10 de enero por el jefe de Policía para buscar alguna solución al drama que viven, bajo el imperio de la violencia de jóvenes que se sienten personajes de un juego informático. Un vecino que se atrevió a vencer el pavor, contó la historia a FM Gente.

Las 11 de la noche en el barrio granja Cuñetti. En la zona del puente amarillo se empiezan a apagar las luces del alumbrado público. Son rotas, una por una. En las sombras, aparecen menores, niños grandes, con gorritos, bufandas u otros atuendos que hacen difícil su identificación. Ya establecieron su objetivo. Y atacan.

Los ataques van desde lluvias de piedras sobre viviendas, vehículos estacionados, o las mismas personas, a incendio de autos con bombas molotov que los reducen a fierros chamuscados. El terror. Los vecinos ven impotentes el avance de la locura. Cuando salen, o llaman a la policía, los agresores se esconden. Esperan la oportunidad y vuelven. Las víctimas no se distinguen por condición socio económica, edad, o cualquier otra características.

Esos mismos chicos, el resto del día juegan como los de cualquier otro lugar, a las mismas cosas. En las noches se convierten en personajes del juego informático GTA. Y los vecinos sienten que desde hace un año fueron convertidos en personajes secundarios de esa misma locura.

Sebastián Martínez, un vecino que venció el temor a denunciar públicamente lo que está pasando, aceptó ser entrevistado por Alexis Cadimar en la página central de La Revista, el programa matinal de FM Gente. Afirmó que vive en una zona liberada del control policial.

Martínez contó que el juego para esta banda de muchachos, el drama para los vecinos, empezó hace un año. Y que ha ido creciendo en sus formas de expresión violenta. En octubre çobró protagonismo un nuevo modo de agresividad: la pirotecnia. Prenden fuego bienes diversos, vehículos, o atacan de forma concertada con bombas Molotov las viviendas o techos sin un patrón determinado.

“No podemos reunirnos en nuestras casas en paz porque la amenaza es constante, de incendios, agresiones con piedras, a familiares, amigos o vecinos”, cuenta Martínez sin dramatizar. Con el tono de quien está cansado de contar su tragedia, sin que nadie les ofrezca una solución.

Afirma que cuando llaman a la policía, ésta siempre responde, pero los vándalos desaparecen, saben que quedan escondidos en los alrededores, esperando a que se vayan. Y una vez que la policía desaparece, “atacan” nuevamente, con más ferocidad que antes, o con objetivos cada vez más peligrosos.

Martínez cuenta que un vecino, harto de lo que estaba viendo alrededor de su vivienda, tomó un cuchillo y, desde detrás de las rejas que protegen la casa, les hizo señas que estaba dispuesto a todo para defenderla. Los muchachos se ríen.

El vecino que contó la situación a FM Gente afirma que los chicos se sienten protagonistas de un juego, cuyo objetivo es la comisión de delitos y escapar de la policía. “Estos personajes se comportan como los del juego”; dice Martínez. Señala que no son conscientes para nada del drama al que han sometido al barrio, a gente que vive de su trabajo y el sacrificio diario.

“Para mi sería una bendición ver a mi hijo jugando con una pelota” en el lugar que los muchachos adoptaron como escenario de su violencia, afirma Martínez.

Si constatan cual fue el vecino que los denunció la última vez, lo convierten, a él, a miembros de su grupo familiar, o a su casa, en un objetivo de sus ataques.

Los vecinos armaron un dossier que contiene la denuncia de las principales agresiones, fotos de cómo quedaron los objetos convertidos en objetivos de esta banda, que hacen llegar a los distintos poderes de la sociedad esperando una ayuda. Pero no la consiguen.

El mismo día que Martínez aceptó asistir a FM Gente para contar el drama, el jueves 10 de enero, el jefe de Policía de Maldonado, el inspector Juan Balbi, les comunicó que los iba a recibir a última hora de la tarde.

Martínez dijo que pese a los disfraces con que se visten estos niños para dificultar su identificación, hay cuatro o cinco que ya están individualizados, por sus voces, por la forma de caminar o gesticular, pero no son pruebas suficientes para los procedimientos legales que pudieran detenerlo.

Pidió la intervención del Grupo GEO para parar lo que les pasa. Dijo que cuando este intervino lo hizo sin mostrar excesos de fuerza pese a que es un cuerpo especializado en remitir la violencia.

“No puede ser que no podamos hacer nada, tiene que haber alguien que haga algo”, se lamentó Martínez.

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