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DE CARTÓN. El Príncipe Alberto de Mónaco (53) se casó on Charlene Wittstock (33) en una boda mucho menos glamorosa que la del Príncipe Rainiero y Grace Kelly, hace 50 años. Las revistas del corazón sostienen que fue “una boda de opereta”, en la que los contrayentes tienen sus propios objetivos. “Alberto quiere dar barniz couché a su pequeño principado (fundamentado en el casino y en las exenciones fiscales, además del alojamiento a empresas de dudosa transparencia y fiabilidad), y Charle busca seguir los pasos de su difunta suegra: una vida 'real' más acomodada que la que le ofrece el deporte”, comentan unos despiadados críticos. Otros dicen que se forzaron a casarse para dar al principado un heredero legítimo. En cualquier aso, hubo tres días de festejos que finalizan este domingo.

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