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NUEVA YORK (AFP) - Los estadounidenses se unieron este domingo en el dolor del recuerdo, en el décimo aniversario de los ataques del 11 de septiembre, en los que murieron casi 3.000 personas y que sumieron al país en una época de guerra y amarga división interna.
El presidente Barack Obama y su predecesor y enemigo político, George W. Bush, asistieron juntos a la principal ceremonia, en la Zona Cero de Nueva York, el enclave de las Torres Gemelas destruidas.
Luego, Obama se dirigió a los actos de homenaje previstos en los otros sitios de la tragedia: en Shanksville (Pensilvania, norte), donde uno de los cuatro aviones secuestrados se estrelló en un campo rural luego de que los pasajeros intentaran reducir a los asaltantes, y en el Pentágono.El presidente Obama y su esposa Michelle depositaron una corona de flores blancas en el lugar donde se estrelló el avión en Shanksville, ante el recién inaugurado monumento de mármol, en el que están escritos los nombres de los 40 pasajeros y tripulantes del avión.

Hizo lo mismo poco después en la sede del Departamento de Defensa, al sur de Washington, donde guardó unos minutos de silencio en un jardín construído en memoria de las 184 víctimas: 125 personas al interior del edificio y los 59 pasajeros del Boeing 757 que teerroristas de Al Qaida hicieron estrellarse contra él.
Nueva York, por su lado, estaba bloqueada tras la advertencia de las autoridades federales de una nueva amenaza terrorista, y la seguridad en otras ciudades importantes también fue reforzada, con Obama pidiendo un "aumento de la vigilancia y la preparación".
La ceremonia en Nueva York se inició con un desfile de gaiteros y la entonación del himno nacional, antes de una pausa para observar el primero de los seis minutos de silencio que marcan las horas exactas en que los cuatro aviones secuestrados se estrellaron, dejando un saldo de casi 3.000 muertos.
Como todos los años desde el 11 de septiembre de 2001, familiares de los fallecidos se turnaron para leer los nombres de sus seres queridos, una letanía desgarradora acompañada este domingo por el virtuoso chelista francés Yo-Yo Ma.
Los lectores luchaban por mantener las emociones bajo control cuando pronunciaban los nombres de sus seres queridos. "He dejado de llorar, pero no he dejado de extrañar a mi papá. Fue increíble", dijo un joven.

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