New York Time
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AGOTADOS DE LA PANDEMIA. El Año Nuevo cumple recién diez días de estrenado y ya se siente como una película a la que uno llegó después de empezada la función.

Parte de la culpa la tiene ómicron. La variante sigue avanzando con una velocidad espectacular: los casos —incluso entre los vacunados— van aumento.

Esta semana, por ejemplo, en Estados Unidos se han estado registrando más de medio millón de casos diarios en promedio, una cifra mayor que en cualquier momento de la pandemia. Y Puerto Rico, que tiene una de las tasas de inmunización más altas del país, registró hace poco un incremento de 4600 por ciento en infecciones.

Sin embargo, hay algo distinto en esta ola, dicen los expertos.

“No estamos mandando a tantos pacientes a la UCI, no estamos intubando a tantos pacientes y, en realidad, la mayoría de nuestros pacientes que acuden al departamento de urgencias y que dan positivo son dados de alta”, dijo Rahul Sharma, jefe de urgencias del centro Weill Cornell del Hospital Presbiteriano de Nueva York.

Que ómicron sea más leve es producto de la evolución del virus y del avance de la vacunación, y debería ser motivo de tranquilidad. Pero este nuevo brote parece encontrarnos fastidiados.

Esta semana, cuando Francia registraba 332.000 nuevos casos en 24 horas, el presidente Emanuel Macron lanzó un mensaje con palabras soeces a quienes no se han vacunado. Dijo que buscaría excluirlos de la vida pública, una movida que parecería audaz a tres meses de las elecciones en las que buscará la reelección.

Sin embargo, un analista observó que, al decir en voz alta lo que otros piensan en voz baja, Macron encontraría eco en una “opinión pública que, tras dos años de crisis sanitaria, está agotada y exhausta”, así como más “irritable y emocional”.

Y es que, a juzgar por las escenas de frustración y maltrato que reportan los trabajadores de comercios y aerolíneas, así parecemos estar todos: agotados, exhaustos, irritables.

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