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MURIÓ. Sara Oyuela, la “jubilada rebelde” que se convirtió en un símbolo del hartazgo que provocaban las restricciones del aislamiento obligatorio por la pandemia de coronavirus cuando fue a tomar sol con su reposera en el barrio porteño de Palermo, murió en estos días. El fallecimiento de la mujer fue confirmado por su marido, Alejandro, al diario Clarín.

“Colaboren conmigo, que soy una vieja que necesita aire y sol. No estoy contagiando a nadie”, le dijo el 21 de abril de 2020 la mujer que tenía entonces 83 años a los policías que le notificaban que estaba incumpliendo la cuarentena estricta y debía volver a su casa.

Sara explicó que necesitaba estar al sol unos minutos “por la vitamina D” y aseguró que después se iría. “Déjeme hasta las 15.20, sea bondadoso, no estoy jorobando a nadie”, le pidió a los agentes, desde su reposera a rayas amarillas y blancas clavada en el parque Tres de Febrero.

Sin embargo, los oficiales insistieron con que debía regresar a su casa inmediatamente. “No la queremos llevar detenida”, le dijeron a Oyuela, que vivía en uno de los edificios frente a los bosques de Palermo. También le tocaron el timbre a su marido para que los ayude, pero el hombre les dijo que “hace 32 años que estamos casados y nunca la pude convencer de nada”.

Finalmente, después de media hora y tal como le había advertido a los policías, la mujer se puso guantes y un barbijo, levantó sus pertenencias y se retiró del lugar a las 15.20. Los oficiales la siguieron, intentaron detenerla y forcejearon con ella para impedir que ingresara a su casa. Luego le labraron un acta: Sara Oyuela quedó imputada por violar la cuarentena.

Ese día, en diálogo con TN a través de su portero eléctrico, Sara juró que lo volvería a hacer. “Es una gran estupidez por parte de la Policía, que en lugar de estar haciendo lo que tiene que hacer está vigilando el pasto donde no hay nadie”, sostuvo, e insistió: “Lo voy a seguir haciendo cuantas veces se me ocurra”.

Con millones de personas encerradas en su casa, la imagen de la mujer con su reposera se convirtió enseguida en un fenómeno de las redes sociales, con chistes y memes de usuarios que elogiaban su “gesta” y otros que criticaban su actitud y afirmaban que tuvo un trato preferencial por ser vecina de Palermo.

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