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Once personas han sido confirmadas muertas y otras 28 personas (24 pasajeros y cuatro tripulantes) siguen desaparecidas tras el naufragio del crucero Costa Concordia, ocurrido el viernes pasado en la isla italiana de Giglio. Los equipos de rescate debieron suspender el trabajo después de que el crucero accidentado se desplazó ligeramente. Sin embargo, los buzos que examinan la nave varada en la costa de la isla toscana tienen la esperanza de reanudar pronto las tareas. El capitán del buque Francesco Schettino está bajo arresto domiciliario. Valeria Montesarchio, la jueza de Grosseto, calificó su conducta de “imprudente, incapaz y fuera de quicio”. No obstante, permitió que Schettino vuelva con su familia, cerca de Nápoles, porque opina que es improbable que se fugue, en contra de lo que sostienen los fiscales.