Silvia, hija de Julio “El Boca” Fernández, el propietario de la vidriería establecida en el barrio El Molino que el sábado fue asesinado por asaltantes que intentaron robarle, asumió ante FM Gente el compromiso de sostener la empresa de su padre, por la que siempre luchó para que saliera adelante. Lo hizo en medio del dolor, parte del cual es conseguir que su madre llore para empezar con su propio duelo, según dijo.
“Ahora voy a enfrentar todo por su vidriería, por su local comercial, como él decía, esto es lo que él nos dejó y lo que nos va a dejar a mi y a mi hermano”, dijo tratando de mostrarse fuerte.
Agregó que “yo ahora voy a enfrentar a todo el mundo y a la gente le voy a pedir que nos ayude a tener trabajo, a los edificios en Punta del Este como él siempre les trabajo, que todo va a seguir como cuando él estaba”.
“Ramón, que él siempre lo amó, es su compañero de hace 30 años, compañeros de trabajo, nos va a ayudar y mi hermano también, mi hermano va a trabajar con Ramón en equipo para que la vidriería salga adelante y El Boca esté bien”, prometió.
MI PADRE TIRADO CON MI MADRE ARRIBA
Silvia revivió el momento del crimen: “Yo quiero que la gente se entere de todo lo que le pasó y que nos ayude, como nos está ayudando la policía, y ustedes”.
“Yo estaba en mi casa, recién llegada, salía de estar dos minutos con mi padre, llegué a mi casa para cambiarme para ir a trabajar con mi hija de nueve meses”, afirmó.
Agregó que “la apoyé en mi cama, y en eso escucho el estampido, que pensé que era un cohete en el momento, como siempre se tiran cohetes en esta época”.
“Salgo como loca de mi casa, a la casa de mi madre, y lo veo a mi padre tirado con mi madre arriba”, siguió contando haciendo un notorio esfuerzo por no quebrarse.
Dijo que “estaban ahí los dos (su padre y su madre), la gente, todos los vecinos, nos ayudaron, les quiero agradecer a todos los vecinos, y vinieron los patrulleros, vino la ambulancia, vinieron todos, pero no pudieron hacer nada”.
“Lo llevaron y él ya estaba, yo ya sabía que él había fallecido, pero teníamos que hacer algo por mamá que le había subido mucho la presión”, explicó.
Indicó que “mamá es hipertensa, la tuvimos que internar un ratito para poderle decir, yo tuve que tomar el coraje y decirle porque los médicos no me dejaban”.
“Mamá ahora está bien, está estable, le ha subido la presión como a todos, ha venido la emergencia gracias a Dios, está bien, pero está, ahora la quiero estable”, compartió.
Reveló que “no la quiero medicar porque ella no quiere, quiere vivir, y la tengo que hacer llorar, el duelo lo tiene que cumplir ella, el duelo de mi papá”.
Silvia lo dijo como si ella no tuviera que enfrentar ese mismo proceso, porque, lo sabe, alguien tiene que mantener el espíritu de esa familia después del trance extremo vivido.
VIVIR Y LUCHAR POR LO DE ÉL
La hija de Fernández aseguró que “vamos a retomar el trabajo, vamos a esperar al miércoles (para abrir) por mi padre, que esté tranquilo y que él sepa que vamos a seguir, la vidriería va a seguir, nunca vamos a dejarla decaer; él nos dejó esto, y tá, es lo que nos tocó a nosotros, vivir y luchar por lo de él”.
“Nunca hubo inseguridad (en El Molino), es un barrio de gente mayor, niños que juegan en la calle; los niños vieron todo, gracias a los tres niños que fueron a declarar, a la quinielera”, contó a borbotones.
Luego amplió: “Los niños que fueron a declarar yo sé que son menores, pero ellos aportaron muchos datos para que la policía pueda estar” tras los asesinos.
UNA FAMILIA MUERTA EN VIDA
Silvia siguió enfrentando la exposición pública del dolor suyo y de su familia. En ese momento se sintió el ruido del motor de una moto, que se detuvo y bajó una mujer corriendo y llorando.
“Soy la cuñada de… (y estalla en llanto); es lamentable dejar una familia muerta en vida por estos hijos de mil puta, ojalá que paguen, si los veo los mando a la justicia”, se desahogó la recién llegada.
Silvia la contuvo y cerró el diálogo con FM Gente: “Gracias a todos en nombre de El Boca, como él siempre se llamó y se va llamar toda la vida, lo queremos recordar, que él nos ayude, y nos ayude la gente a tener un buen trabajo y pasar a tener la empresa a flote, como él siempre la quiso”.
Al final, Silvia rompió en un conmovedor llanto. Empezó a hacer su propio duelo.