El coordinador de la Brigada de Guardavidas de Maldonado, Marcelo Simoncelli, advirtió en FM Gente que, este verano, han hecho decenas de rescates de niños y adolescentes que llegan solos a la costa con sus tablas de surf o morey sin saber el riesgo que corren. Por otra parte, dijo que analizan ampliar la cantidad de puestos para el próximo verano, aunque es un tema complejo porque la brigada insume a la intendencia un presupuesto de US$ 3.000.000.
Simoncelli comentó que durante todo el invierno hacen campañas de prevención en centros educativos de diferentes localidades pero, muchas veces, gana la imprudencia entre chicos de doce y trece años a quienes sus padres compran tablas de surf y permiten ir solos a la playa porque saben nadar.
“Ahora no hay mucha conciencia de nada. Antes el surf era practicado una parte de la sociedad, generalmente de Punta del Este, pero ahora está muy masificado y ves chicos de 12 y 13 años yendo a Montoya, Los Dedos o El Emir, que son zonas peligrosas, y se sienten confiados porque fueron a piscina en el año”, señaló el coordinador.
A modo de ejemplo, contó que a fin de año, mientras saludaba a unos compañeros por las fiestas en la caseta de La Olla (Playa Brava) “se tiraron seis veces a buscar aspirantes a surfistas” en la zona de piedras.
OTROS DISTRAÍDOS
En general, el verano ha sido intenso en materia de rescates. Seis personas fueron rescatadas el sábado por la tarde en la Parada 13 de la Playa Mansa y otras dos debieron ser auxiliadas en una zona de Tío Tom donde un cartel advertía sobre la ausencia de guardavidas.
En la Parada 13, una zona de apariencia tranquila y baja profundidad, una niña de 8 años, su padre de 42 y una mujer de 28 fueron rescatados a 50 metros del puesto, hacia el lado de la península. Poco después, hacia el lado contrario y a unos 100 metros del puesto, también fueron rescatados un niño de 7 años y dos adultos de 25 y 27. Simoncelli explicó que ese día el viento del suroeste generó olas que rompieron los bancos de arena, sin que los bañistas lo notaran.
“Descuido y exceso de confianza” parecen ser las causas principales de las intervenciones. Ese mismo día otros dos chicos estuvieron a punto de ahogarse en una zona de Tío Tom alejada de la caseta de guardavidas. Una joven surfista intervino mientras llegaban los rescatistas.
Simoncelli reconoció que es necesario ampliar el servicio con al menos doce puestos más en playas de Piriápolis y Tío Tom y playa Mansa. Sin embargo, recodó que la brigada insume a la Intendencia un presupuesto de 3.000.000 de dólares y es necesario evaluar muy bien este paso porque, además, hay guardavidas que trabajan solos en una caseta y habría que instrumentar puestos dobles en esos casos.
mr