Daniel Nocetti, un hombre vinculado profesionalmente a los seguros, que vive en la misma manzana donde estaba instalada una antena de grandes proporciones de telefonía móvil, contó a FM Gente cómo la lucha de 12 años para que la retiraran de allí, el viernes terminó con la mole de metal estrellada contra el piso, junto a su casa.
Nocetti hizo un relato minimalista, sin adjetivos ni agregados emocionales, sobre la peripecia iniciada a fines del anterior gobierno del intendente Enrique Antía en Maldonado, y continuada los 11 años de gobiernos del Frente Amplio, para que quitaran la antena que el viernes 23 de diciembre cayó con gran estruendo junto a su casa.
“En 2004, ante rumores de la instalación de una antena de telefonía móvil en el patio de la iglesia de San Pío, de San Carlos, frente a la plaza 19 de Abril, concurrimos a hablar con el párroco carolino y luego de una breve conversación nos terminó diciendo que él no podía hacer nada, que era algo que estaba resuelto por sus superiores”, recordó.
Agregó que “ate eso, en seguida comenzó un movimiento popular, se levantaron firmas, si mal no recuerdo más de 100 vecinos firmaron rechazando la instalación en pleno centro y en un lugar tan poblado de esa antena”.
LA LUCHA CON LA BUROCRACIA
Nocetti continuó narrando que “posteriormente se hizo una carta, se presentó en la Junta Local, más adelante nos recibió el intendente de Maldonado, que en aquel momento era Luis Eduardo Pereira, en suplencia de (Enrique Antía), quedó de estudiar”.
“Se estudió el tema, se legisló posteriormente, lamentablemente lo que se legisló sí hablaba mucho de Maldonado y Punta del Este, donde decía que las antenas de ese tipo debían estar en zonas poco pobladas, pero no se legisló de forma especial para San Carlos”, lamentó.
EN MANOS DE LAS EMPRESAS
Nocetti dijo que “para San Carlos quedaba un poco liberado a lo que decidieran las empresas de telefonía, pero nosotros suponíamos que iba a estar respetando más o menos eso que se había legislado para Maldonado”.
“Porque entre otras cosas decía que las antenas deberían estar en lugares no densamente poblados, en lugares abiertos, que no tuvieran a menos de 500 metros de centros de salud, centros de enseñanza, o espacios verdes” donde concurrieran personas, manifestó.
Comentó que “todo eso en la antena que se colocó acá, en la iglesia de San Carlos, no se respetó, está frente a una plaza pública, está a menos de 300 metros del sanatorio de San Carlos, del sanatorio del Semm, de la escuela industrial, del liceo, del jardín de infantes, de la escuela Nº 8”.
“O sea, hay 50 irregularidades en la instalación de esa antena, pero bueno, eso pasó, no se logró nada y quedó”, se resignó.
Retomó con que “posteriormente cambió la administración municipal, asumió (Oscar) de los Santos, otra vez nos movimos los vecinos, otra vez presentamos cartas, nos recibieron en una sesión de la Junta Departamental, se hicieron comisiones, se trabajó, se fue y se vino, pero no se logró nada, la antena seguía en nuestro patio” (literalmente).
A LA IGLESIA ROGANDO
“Más adelante, en 2009, nos enteramos que se iba a renovar el contrato de esta empresa de telefonía móvil con la iglesia, ante lo cual hicimos una nueva carta y fuimos a hablar con monseñor (Rodolfo) Wirz”, dijo.
Añadió que “nos recibió, leyó la carta, y luego de una charla no muy larga terminó diciéndonos que en definitiva la antena iba a seguir ahí hasta que una ley o alguien legislara que no podía estar”.
“No pareció afectarle demasiado el riesgo de una salud a futuro de 1.500 personas, aproximadamente, que serían afectadas por la posible radiación de la antena, ni tampoco el riesgo físico real de las personas que vivimos en esta manzana, que temíamos que esa enorme mole de 50 metros se pudiera caer, cosa que lamentablemente pasó”, subrayó.
LA CAÍDA
Nocetti indicó que “el 23 de diciembre, cuando el último temporal azotó la ciudad de San Carlos, la antena se cayó, con mucha suerte dentro de todo, se cayó parte sobre el salón parroquial, y sobre una viga saliente de 30 centímetros que da hacia mi casa, que fue lo que evitó que en definitiva la antena cayera sobre mi casa”.
“Si no, hubiera caído sobre nuestra casa, nuestro patio, y quizá con consecuencias hasta fatales, porque es una enorme mole de 50 metros de alto, de hierro que se retorció, se cayó, se rompieron tornillos; eso pasó”, declaró.
Expuso que “en su momento cuando lo averiguamos, cuando se colocó en 2004, en ese momento no había ni permisos municipales, ni permisos de otro tipo; la instalación de ese monstruo violaba todos los reglamentos posibles, todo lo que estaba previsto, todos los reglamentos de construcción”.
“Quizá, más adelante se legisló y se autorizó, pero cuando se instaló no había ningún permiso municipal, no había nada y no pudimos ni con la Administración Antía, después con la Administración De los Santos, lograr que eso cambiara”, sintetizó.
Afirmó que “la antena siguió en nuestro patio, cada vez que había un viento fuerte la veíamos oscilar muy preocupantemente, hasta que se cayó”.
“Como pasó, puede volver a pasar; nuestro deseo es que no se vuelva a poner, ni acá ni en ningún otro lugar céntrico, que se ponga en las afueras de las ciudades donde los riesgos tanto de contaminación, si la hubiera, o riesgos físicos reales, sean los mínimos posibles”, clamó al final.
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