MISTERIO DEVELADO. Mónica Rivero llevaba más de veinte años trabajando en la empresa Lestido cuando realizó "reiteradas maniobras engañosas que indujeron a error a su empresa empleadora", según entendió la fiscal Sylvia Gari, que este jueves la imputó por "estafa" y "falsificación de documentos".
En efecto, en su resolución, la fiscal detalla que la mujer, que se desempeñaba como jefa de Finanzas de la empresa, realizaba "asientos contables inexistentes" y había falsificado estados de cuenta para los proveedores MAN y Audi por, según informó la empresa este jueves, un total que supera los 7 millones de dólares.
La fiscal Gari consignó además que Rivero "confesó" las maniobras al ser interrogada en sede policial, ratificando los elementos que ya aportaba la documentación bancaria y de la Dirección Nacional de Migración con las que contaba Fiscalía.
Durante su comparecencia ante la juez Ana Claudia Ruibal, Rivero dijo que gastó la mayor parte del dinero en el casino. Según la abogada Fabiana González Raggio, el gasto se hizo a lo largo de varios años y su defendida podría ser considerada una ludópata.
A partir del procesamiento, tramitado con el Código del Proceso Penal anterior a la reforma de 2017, Rivero deberá enfrentar cargos por "estafa" y "falsificación de documentos" mientras permanece en prisión. Para la abogada González Raggio, la prisión preventiva es excesiva para el caso.
LA BUSQUEDA...
La última vez que la vieron a Rivero fue en la puerta de una peluquería de la calle Ramón Anador y Luis Alberto de Herrera, donde la dejó su marido pero nunca entró al local.
A partir de allí su paradero fue un misterio hasta este miércoles 27 de febrero, dos años después de haber desaparecido sin dejar rastro.
Rivero fue detenida en la Barra del Chuy, donde estaba escondida desde hace un año, con identidad falsa y su apariencia modificada.
Una carta anónima que llegó a la Jefatura de Rocha indicaba el lugar exacto donde estaba Rivero, informó El Observador
Tenía alquilada la casa donde fue detenida, y de hecho varios testigos dijeron que en los últimos días había empezado a sacar sus pertenencias.
La mujer se hacía llamar Ana, iba a gimnasia y tenia actividades sociales. A diferencia de la última fotografía que se conocía, tenía pelo corto. Decía que era viuda. Además, pagó al contado un año de alquiler sin tener contrato. Anteriormente vivió en un hostel en el Chuy donde su propietaria destacó su solidaridad. La ayudaba con las tarea del hospedaje.
Cuando se iban a sacar fotos, ella pedía no salir y era quien se encargaba de tomar las fotos. Alegaba que no le gustaba aparecer.
Para ello fue ayudada por un hombre que, según los testimonios recogidos en las últimas horas, era su pareja desde hacía pocos meses.
Este jueves Rivero fue conducida ante la jueza Ana Caludia Ruibal, la que dispuso su procesamiento.