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EL SHOW. El siempre esperado show de medio tiempo del Super Bowl tuvo como grandes protagonistas a la colombiana Shakira y a la descendiente puertorriqueña Jennifer Lopez. Las dos artistas musicales consagradas fueron ovacionadas en el Hard Rock Stadium de Miami, tras un show en el que ambas explotaron varios de sus éxitos más reconocidos.

Por si fuera poco, compartieron coros de sus canciones ante miles de aficionados que filmaban el espectáculo con sus teléfonos móviles.

Sin embargo, las dos mujeres no fueron las primeras voces latinas en el mayor show del deporte favorito en Estados Unidos. Ese honor le pertenece a la cubana Gloria Estefan, quien debutó en un Super Bowl en 1992 y repitió el honor en 1999.

El espectáculo de medio tiempo del partido decisivo de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés) es uno de los momentos más esperados de la temporada y en el mundo deportivo.

Años antes de la colombiana y la puertorriqueña, ese evento fue protagonizado por estrellas como Michael Jackson, Justin Timberlake o Lady Gaga.

Por si fuera poco, dos artistas que pasan por momentos de popularidad superlativos como J. Balvin y Bad Bunny tambièn aparecieron en el escenario montado en el Hard Rock Stadium.

El tema de cierre del telón fue interpretado por Shakira y Jennifer, quienes a dúo entonaron el conocido Waka Waka de la barranquillera.

A eso de las dos y diez de la mañana –hora española– Shakira salió al escenario del Hard Rock Stadium para abrir un espectáculo cuyo coste ha alcanzado este año una cifra cercana a los 12 millones de euros –casi un millón por minuto de duración–, según publicó la agencia Reuters. La de Barranquilla demostró su versatilidad no solo como intérprete sino también como música (tocó guitarra y batería) y bailarina, desplegando sus icónicos movimientos de cadera. Vestida por completo de rojo, interpretó temas como She Wolf, Empire o Whenever Wherever. En los seis minutos que duró su bloque en solitario, también tuvo tiempo para hacer guiños al trap y al reguetón con canciones como Chantaje y contó con la colaboración de Bad Bunny, el puertorriqueño convertido en una de las grandes sensaciones musicales del momento, con quien versionó hits recientes como I like it y Callaita, antes de encender el escenario con su Hips don’t lie. «Hemos escalado el Kilimanjaro y los latinos hemos hecho historia esta noche», afirmaría en su cuenta de Twitter tras la victoria de los Kansas City Chiefs sobre los San Francisco 49ers.

La cantante apostó para la ocasión por un conjunto rojo de falda y top a juego creado por el diseñador Peter Dundas, que ya ha trabajado vistiendo a artistas como Beyoncé o Rita Ora. Según contó a Vogue el estilista de la cantante, Nicolas Bru, la última en vestir de rojo en la Super Bowl fue Diana Ross en 1996, motivo por el cual se decantó por este color. Shakira coronó su conjunto con unas botas a juego obra del artista Daniel Jacob, más conocido con el nombre de su marca, The Dan Life, en la que elabora piezas-joya con un punto infantil. Las botas creadas para Shakira estaban formadas por 30.000 cristales y requirieron de diez días de trabajo, tal y como explicó el artista en su cuenta de Instagram. Aunque en su tienda online solo es posible hacerse con un único modelo de calzado (el grueso de sus creaciones son colgantes), sus zapatillas Nike cuajadas de brillantes tienen un precio de 7500 dólares, lo que sirve para hacerse una idea del elevado coste de las botas elaboradas para Shakira.

Tras su actuación, Jennifer Lopez tomó el relevo con Jenny from the block, uno de sus primeros éxitos como solista. La del Bronx demostró también las dotes adquiridas en el pole dance gracias al filme Estafadoras de Wall Street mientras sonaban otros incunables de su discografía como Waiting for tonight, Get it right o Ain’t it funny. Al igual que en el caso de su compañera de actuación, otro célebre cantante de reguetón la acompañó en el escenario: en este caso, el colombiano J. Balvin, que disparó los decibelios con Mi gente.

La del Bronx irrumpió en el escenario ataviada con un body de cuero negro que, como cabía esperar, estaba firmado por Versace. La cantante, que es imagen de la marca en su campaña para la próxima primavera-verano, mantiene una larga relación con la etiqueta capitaneada por Donatella. Ella fue la encargada de cerrar su último desfile vistiendo un diseño inspirado en el vestido viral que impulsó la creación de Google Images. En esta ocasión la casa italiana diseñó un body sin mangas adornado con tachuelas doradas y cristales que necesitó de 400 horas de trabajo para su creación y estaba inspirado en una sesión de fotos de la edición estadounidense de Vogue en 1991 que partía de la figura de Marlon Brando.

La cantante lució dos conjuntos más durante la actuación demostrando una capacidad asombrosa para cambiarse de ropa en apenas siete segundos. Sus estilistas, Rob Zangardi y Mariel Haenn, explicaron a The Hollywood Reporter que dado que la cantante no abandonaba el escenario en ningún momento, apostaron por crear looks a base de superposiciones que le permitieran pasar de uno a otro rápidamente. «Diseñamos 213 trajes y 143 pares de zapatos para este espectáculo de seis minutos, mientras que para su gira hicimos 140 trajes para un show de dos horas», detallaron.

En el segundo cambio de ropa la artista lució un ajustado traje plateado confeccionado con 800 piezas de cuero, 12000 lentejuelas plateadas y 15000 cristales de Swarovski, todo cosido a mano sobre un tul que imitaba el tono de su piel. Para terminar, la cantante llevó otro body, en este caso plateado con flecos de malla de metal y cristales que, en un principio, combinó con una gigantesca capa de plumas que rendía homenaje a las banderas de Puerto Rico y Estados Unidos.

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