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De acuerdo a información en poder de FM GENTE, Pablo García asesinó a Alejandro en complicidad con su hermana Claudia Von Graevenitz. De hecho, ésta habría encargado a García que acabara con la vida de su hermano a cambio de una suma de dinero, 90.000 pesos, que la mujer pagó.

La historia de desavenencias entre los hermanos es antigua y hay registros de varias peleas y desencuentros entre ambos, la mayoría por desacuerdos vinculados a dinero e injerencias en el manejo de negocios.

Fuentes no oficiales confiaron a FM GENTE que Claudia Von Graevenitz había sido procesada en el año 2010 por un delito de violencia privada, motivado por una agresión en contra de su hermano a raíz de una de las peleas.

La situación llevó a que Claudia convenciera a García de atentar contra la vida de Alejandro, hecho que se consumó en abril cuando Pablo llegó hasta el establecimiento de la Ruta Interbalnearia y golpeó varias veces al productor en la cabeza y lo dejó tirado en un galpón donde fue encontrado horas después.

En aquella ocasión, Alejandro fue descubierto por una amiga extranjera que llegó hasta el lugar y que se encontró con la macabra escena. Como la mujer no dominaba bien el español y conocía al joven García, que era el encargado del Hostal propiedad de la hermana de Alejandro, se comunicó con él para darle cuenta de la situación y pedirle auxilio.

Fue el mismo Pablo García en persona que, desde el Hostal, se comunicó con la Policía y dio aviso de que Alejandro había sido víctima de alguna especie de atentado. Incluso se trasladó hasta el establecimiento y estuvo con las autoridades policiales que llegaron al lugar para investigar los hechos.

Si bien en aquella oportunidad una de las teorías de la policía apuntaba a la posible vinculación de Claudia en el atentado contra la vida de su hermano, la mujer había preparado una coartada que fue comprobada y que la situaba en otro lugar y con testigos en el horario en que se produjeron los hechos en la Ruta Interbalnearia.

García fue indagado asimismo y nada se pudo comprobar entonces en cuanto a vincularlo con el crimen de Alejandro que, a pesar de ser encontrado con vida al momento de llegar su amiga y ser trasladado al centro de salud de Pan de Azúcar, murió poco después producto de los golpes en su cabeza y las horas que estuvo agonizando sin asistencia.

Dos meses más tarde, Pablo García emprende un viaje hacia Punta del Diablo con la joven Koni Silva.

Allegados de la familia de la joven sostienen que García era un amigo y otros lo califican como cliente de Silva. Se habrían conocido en el prostíbulo donde la joven trabajaba y así comenzó el relacionamiento entre ambos.

En tanto para la joven Silva el viaje era con un cliente, ya que supuestamente Pablo le pagó para que pasara con él unos días en la cabaña en Punta del Diablo, para García el viaje habría tenido otras connotaciones ya que, según señalaron fuentes de la investigación a FM GENTE, se había enamorado de la joven.

Lo cierto es que luego de llegar a Punta del Diablo e instalarse en la cabaña, en un momento se suscitó una discusión entre ambos porque la mujer habría manifestado que no quería continuar teniendo relaciones con él. García habría relatado que entonces, en el medio de la pelea, tomó una piedra grande y pesada y que se la arroja a Silva. Ésta cae sobre la cama y entonces García toma nuevamente la piedra y le asesta un fuerte golpe en la cabeza, lo que ocasionó la muerte de Silva.

En cuanto a los hechos de Rocha, el padre de Pablo García manifestó a periodistas de FM GENTE que faltaban, a su criterio, muchos detalles por aclarar y dijo que era posible que hubiera otras personas involucradas en virtud de algunas informaciones que poseía y que, siempre de acuerdo a su testimonio, puso en conocimiento de la justicia y de la policía.

Muerta Koni en Punta del Diablo, García se va del lugar en la camioneta Meriva que la joven había alquilado y, contrariamente a algunas informaciones que circularon, no fuga hacia Brasil ni trata de escapar por la frontera.

Los hechos lo sitúan en Maldonado el sábado cuando fue avistado primero en Pinares, perseguido por la policía y se escapa. Luego se establece que cargó combustible en la estación de J. de Viana y Lavalleja con una tarjeta vencida, fuga del lugar y nuevamente es visto por un móvil policial que emprende una nueva persecución en el entorno de San Carlos.

García logra escapar de las autoridades por segunda vez en la noche luego de abandonar la camioneta Meriva con la que se había metido hacia el interior de un campo y emprender la fuga a pie.

De acuerdo a lo declarado e investigado en las últimas horas, se sabe que García, unas horas después de escapar de las autoridades, llega hasta el depósito de una conocida empresa de distribución de bebidas de la Ruta 39 y le dice al sereno que había sido interceptado y robado por malvivientes. Le solicita ayuda al trabajador, quien nada sospecha al ver al joven sucio, sin un champion ya que García establece un relato “coherente”.

Tan convencido quedó el sereno que llamó a un taxi para que recogiera a García en ese lugar y el trabajador del volante, al llegar, fue informado de la misma versión que el joven había ensayado con el sereno. Incluso García le habría advertido al taxista que no poseía dinero para pagar el viaje y arregló para abonar el costo al día siguiente.

Así fue que habría sido trasladado hacia Punta del Este y termina llegando hasta la zona de parada 8 en búsqueda de Claudia Von Graevenitz de la que Pablo no dudaba que iba a proporcionarle ayuda dada la complicidad de ambos en la muerte de Alejandro.

En este punto se especula con que la mujer no haya accedido a alguna de las demandas de García y éste, cegado y desesperado, termina matándola al propinarle once heridas superficiales en la espalda y una herida mortal en el cuello, profunda, del lado izquierdo, que siguió hacia el medio del cuello, más superficial y culmina a la altura de la oreja derecha.

Claudia Von Graevenitz cae y comienza a desangrarse y asfixiarse por su propia sangre y muere en el Chalet Los Picaflores mientras García toma su camioneta blanca y emprende nuevamente la fuga.

Este hecho sucede en la tarde del domingo, según informó el propio jefe de Policía en la mañana de este martes en entrevista en FM GENTE.

Mientras las autoridades trabajaban en la escena del crimen de la parada 8 de La Mansa, García había llegado hasta la casa de sus padres en Ocean Park. Había abandonado la camioneta de Claudia en el Arroyo El Potrero.

Según el relato de su padre a los periodistas de FM GENTE, su hermana lo vio aparecer por la portera y el joven ingresó en la casa donde, además, estaban su madre y dos sobrinos menores de edad.

De acuerdo al mismo testimonio, García se bañó, se cambió de ropa y comió. Su madre se contactó con la policía y dio aviso de que su hijo estaba en la casa. También un hermano suyo desde España se comunicó con las autoridades y un allegado a la familia hizo contactos con un periodista para establecer contacto con la policía.

De esa forma las autoridades rodearon la casa de Ocean Park y detuvieron a Pablo García y lo trasladaron hacia dependencias de la Dirección de Investigaciones de Maldonado. Fue examinado por el médico forense Gustavo Ventura que practicó un relevamiento de la condición de García.

Presentaba una herida superficial producto del roce de una bala de las que la policía descargó en la persecución del sábado por la noche y además tenía rasguños y otras pequeñas heridas de cuando escapó a pie por los montes.

Luego de la intervención del médico, comenzó la indagatoria policial y en el correr de la madrugada había confesado la autoría de los tres asesinatos. Sobre las 9.30 de la mañana de este martes fue trasladado al juzgado penal de 4º turno y por la tarde se hizo la reconstrucción del crimen de Alejandro y luego del de Claudia en los lugares de los hechos.

A posteriori fue llevado nuevamente a dependencias de Investigaciones donde se recreó, en el patio, la escena de la cabaña de Punta del Diablo para que García reconstruyera el momento en que acabó con la vida de Koni Silva.

“Yo lo que quiero hacer entender es que no fue mi hijo el que los mató, fue la droga, mi hijo está enfermo” dijo, quebrado, el padre de Pablo García al tiempo que se desesperaba cuando, al conversar con los periodistas de FM GENTE, pensaba en las otras familias involucradas en el rastro de muertes que ha dejado su hijo.



fotos: Marcelo Umpiérrez