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Jorge encontró su auto rociado con nafta el lunes 19, cuando salió de trabajar cerca de la hora 23:00. Sin tomar conciencia del peligro, encendió el vehículo y condujo a su casa, para radicar la denuncia policial recién en la mañana del martes.

Advirtió que la acción resultó peligrosa no sólo para su integridad física o por el vehículo, sino porque ocurrió en una zona donde algunos alumnos salen a fumar y podían haber tirado un cigarrillo encendido.

“Fue algo hecho con toda intención y con saña. No parece ser una picardía hecha por un alumno, es algo premeditado, tal vez con un objetivo intimidatorio. Es un hecho sin precedentes que llama poderosamente la atención. No hay testigos pero, dada la situación de conflicto que se vive en la institución, lo relacionamos con eso”, comentó la adscripta, que integra el núcleo de profesores sindicalizados que denunciaron a la directora Rosita Navarro por abuso de funciones.

“No culpamos a nadie (del atentado) pero llama la atención, no parece una mera coincidencia”, observó Jorge. De todos modos, consideró oportuno hacer pública la situación: “el silencio del miedo es el arma de los cobardes para generar este tipo de cosas. Denunciándolo es una forma de generar algo más sano. Estamos en democracia y quizás nuestro pecado haya sido denunciar algo que es irregular. No creemos que por eso tengamos que sentirnos amenazados y con miedo”.

Jorge aclaró que recibió el apoyo inmediato de sus colegas, aun de aquellos que no integran el núcleo de Fenapes y están ajenos a las denuncias contra Navarro. Este caso se encuentra en etapa de sumario, mientras la jerarca fue separada de su cargo.