Leonardo Fariña, el hombre que en las últimas horas fue acusado de lavar el dinero del matrimonio Kirchner-Fernández, cocina muy buenas milanesas, hace pasta casera para agasajar a sus suegros, los padres de Karina Jellinek, y le gusta ir al casino del Conrad, pero cultiva el bajo perfil, según el testimonio brindado a FM Gente por la mujer que fue su cocinera en el pasado verano en Punta del Este.
La oyente llamó a FM Gente por una información que dio Alexis Cadimar, en la que afirmó que Fariña había pasado en Punta del Este en la casa de un ex futbolista de Maldonado. La oyente corrigió que entre el 24 de diciembre y el 15 de enero, la pareja Fariña-Jellinek se alojó en una residencia de Punta Piedra, a la altura de la ruta 104, que es propiedad de la ex mujer de un muy conocido periodista argentino fallecido.
Dijo que el 15 de enero, y hasta el 19, se trasladaron a una chacra en Cerro Eguzquiza, la que confesó no sabía de quien era, y hasta admitió que podía ser que fuera del ex futbolista mencionado.
Además de Cadimar, Nibia González participó también de la entrevista. La mujer se mostró nerviosa al principio, respondía con frases cortas, pero demostró que estaba dispuesta a contar algunas intimidades de los Fariña-Jellinek, de acuerdo a su percepción de empleada, pero también de una mujer que después en su casa, termina viendo a sus empleadores apareciendo en programas de la televisión argentina.
EL GUSTO POR GASTAR
La señora, que se confesó oyente asidua de FM Gente (“me gusta mucho el programa de ustedes”, dijo), comenzó contando que “yo estuve de cocinera con él hasta el 15 de enero; de ahí nos trasladamos a otra vivienda, en Cerro Eguzquiza, en un lugar privado, una chacra; esa puede ser que sea de un ex jugador de fútbol; no se quien era el propietario ahí; pero hasta el 15 (de enero) estuvimos en esa casa de la ex mujer de un periodista fallecido”, aseguró.
Cuando desde estudios le preguntaron si Fariña es tan espontáneo en su vida privada como aparece en las entrevistas de las últimas horas, la señora respondió que es “así como se ve en la televisión, es así, todos los días; siempre está alegre; a nosotros no trataron re-bien todo el tiempo”.
“Lo que sí, así como él dice (en las entrevistas por televisión de las últimas horas) que le gusta gastar dinero, era todo…, por ejemplo, un surtido de miles de dólares” en alimentos, explicó, entre cortada, sin modular el nerviosismo en su voz.
De inmediato dijo algo que pensó debía sorprender a todo quien la escuchara, como le llamó la atención a ella: “Con decirles que eran dos heladeras de dos puertas, llenas de comestibles; dos freezer; todo así; lo mismo que comían las personas comían los perros, que hasta lástima nos daba, porque era un gasto de dinero así…”, afirmó de un tirón.
Opinó que el gasto era “algo que hasta a veces daba pena, porque cuánta gente hay que necesita realmente, y ahí se…”, y se interrumpió, como procurando no bastardear el comportamiento de su empleador. Luego de una brevísima pausa, prosiguió: “Por decir, se abría un yogurt de medio litro, se tomaba un trago y se tiraba; cosas así que daba…”, y dejó la frase inconclusa, como subrayando que no quería opinar más de lo que había dicho.
LE COCINABA A KARINA
La mujer relató que ella “estaba más bien para cocinarle a Karina, que es vegetariana, a la Jellinek”, aclaró, en un giro que dejó en evidencia que el trato que tenía con su empleadora era llamándola por su nombre de pila. “Y bueno, hacía muchas comidas (como) omelettes, y cosas con queso, sin sal, muchas ensaladas; pero, él cocina un montón (muchísimo), Leonardo cocina un montón; hacía asados…, por ahí yo llegaba, porque iba de nueve de la noche a dos o tres de la mañana (del día siguiente), y llegaba, y me decía: ‘usted va a hacer la ensalada hoy’, porque él había hecho milanesas, por ejemplo, de pollo, de carne…”
“Cuando estuvieron los suegros en todo el tiempo me dediqué a hacer ensaladas, o lo que ellos me pedían en el momento, porque él (Fariña) quería agasajar a los suegros; por ejemplo, un día llegué y había hecho tallarines caseros”, reveló. Y para que no quedaran dudas de lo que quería decir contando ese aspecto, remató: “Así como se ve en la televisión, es así; a nosotros nos trataron re-bien”, repitió por enésima vez.
Cuando se le consultó si pagaban bien, respondió como un resorte: “Sí, sí, pagaban bien”. Luego narró que su contratación se produjo porque la inmobiliaria de José Ignacio, que les alquiló las casas, le recomendó sus servicios.
Frente a la interrogante de si recibían “gente importante”, la señora volvió a responder a su manera: “Bueno, todos los días eran 13 personas invitadas de él en la casa; y después había cenas, como con la modelo Nicole Neumann, y los que la rodean a ella; por ejemplo, uno de los tatuadores más importantes, el que tatuó a (Marcelo) Tinelli, ese estuvo invitado ahí en la casa; está todo tatuado; ese andaba en un…, que ayer, cuando yo miraba el programa argentino, ese andaba en un Ferrari, son esos que tienen el caballito dibujado y dice Ferrari (risas), un Ferrari amarillo”. “Iba gente importante, pero todo bien, todo tranquilo”, dijo, dando la medida de lo que ella consideraba importante.
“Ella es como sale en la televisión, así; nos trataba bien, pero así, como es ella, con esa forma de hablar así, como aniñada y como ida, esa es la palabra, pero bien; por ejemplo, con nosotros, bien, nos trató todo el tiempo bien”, dijo.
FARIÑA-JELLINEK QUEDARON CONFORMES
La señora no escondió una risa moderada cuando le preguntaron si es buena cocinera. “Y, no sé, les gustó a ellos (ríe); jamás me dijeron nada; yo cocino, hace años que cocino, pero en ningún momento me dijeron nada, así que quiere decir que les gustó”, concluyó.
Volvió a sorprender, siempre desde la mayor sencillez, cuando reveló que sólo una vez anterior había trabajado para alguien conocido. “Hace años trabajé, hace como seis, ocho, o 10 temporadas, con el que era abogado de (José Alfredo) Martínez de Hoz, en Argentina, ¿se acuerdan de la época de Martínez de Hoz? Bueno trabajé con el que era abogado de Martínez de Hoz, Mercante de apellido”, confesó.
Martínez de Hoz fue abogado, experto en economía, manejó las economías y finanzas de la dictadura militar en Argentina entre 1976 y 1982, fue señalado como conspicuo masón, en un logia de la que también participaba un abogado de apellido Mercante, como el señalado por la oyente de FM Gente.
La señora indicó que la pareja no recibía figuras muy conocidas del jet-set argentino, a no ser Nicole Neumann, modelo y celebridad de los medios como Karina Jellinek. “No, no ellos (figuras de la televisión) no, y políticos tampoco; ya digo, fueron sí las modelos, Nicole Neumann, y todos los que las visten, a las dos, tanto a Karina como a Nicole Neumann, los representantes de ella, las personas que la rodean a ella; todo bastante tranquilo”, dijo.
Al ser interrogada sobre si habían hecho una fiesta grande en alguna de las dos casas en las que estuvieron, la señora respondió: “Debe de haber sido esa fiesta en la casa, que yo digo que cocinó él no más; hizo un asado, y eran como veinte…, pero tan grande, eran 24 o 26 personas”, dijo, otra vez de la mayor simplicidad.
Cuando se le insiste de que las publicaciones argentinas hablan de otra fiesta muy grande, ella aseguró que “yo nunca estuve enterada, pero puede ser, sí”, concedió.
“Algunas veces sí salían de noche, él no mucho, él todo el tiempo no quería estar expuesto a los periodistas, siempre salía ella sola; es más, eso que por ahí decían, que estaban separados, en ese momento no era cierto; él le decía: ‘no, no, salí tú’, y él se quedaba; es una persona que no le gusta estar muy expuesto a los medios”.
“Esa casa que alquilaron tenía todas las comodidades, tampoco era necesario (salir), pero no era de salir; (tenía piscina) todo, todo; yo iba de noche, de nueve a la hora que terminara, porque a veces había fiestas, a cuando terminaba, a veces eran las dos o las tres de la mañana, y después ellos salían” juntos, afirmó.
Al final, como atreviéndose a dar un pasito más en revelar cosas íntimas que conoce, dijo: “El, más que nada, lo que yo sí lo vi que iba, que le gustaba ir, y que ella le organizaba todo, Karina, era la ida al casino, al Conrad”.
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Foto: La Nación