Pablo García no dudó en sembrar sospechas sobre Claudia Von Graevenitz cuando el ataque a Alejandro
Policial 14:30

Pablo García no dudó en sembrar sospechas sobre Claudia Von Graevenitz cuando el ataque a Alejandro

El 2 de abril de este año, minutos antes de las seis de la tarde, Pablo García declaró por la muerte de Alejandro Von Graevenitz. En esa oportunidad, contó en qué circunstancias había conocido al productor y cómo había trabajado para él. Cuando le preguntaron si conocía personas con quien Alejandro tuviera problemas personales no dudó en apuntar a Claudia. Si la hora del ataque de Alejandro se hubiera podido establecer con precisión, Pablo García se habría quedado sin coartada. La tragedia de dos hermanos que pelearon por una casa, literalmente, hasta encontrar la muerte.

Pablo García fue indagado al menos un par de veces en relación al homicidio de Alejandro Von Graevenitz y, finalmente, no se reunió ninguna prueba que lo situara en el lugar de los hechos –el establecimiento de Ruta Interbalnearia- a la hora en que se presumía el productor había sido atacado.

FM GENTE accedió a materiales exclusivos que muestran cómo actuó García en aquella oportunidad cuando se desentendió de los hechos y, además, no tuvo inconvenientes en apuntar hacia Claudia Von Graevenitz cuando declaró que ella era la persona que tenía problemas personales con Alejandro.

La rivalidad entre los hermanos, que alcanzó puntos álgidos, por ejemplo, con un cruce de denuncias durante varios días y cuyo eje fue el Chalet Los Picaflores, fue bien aprovechada por García que supo explotar la mala relación entre ellos para su provecho.

El 2 de abril de 2015, en la comisaría 11ª de Piriápolis, Pablo García contó que había conocido a Alejandro Von Graevenitz desde noviembre del 2014, cuando la cosecha de arándanos, donde había trabajado como cosechador y luego mantuvo la relación como comprador.

García llegó incluso a declarar que desde ese momento se había generado “una amistad” con Von Graeventiz y que éste le había contado que tenía una casa en Punta del Este y que como Pablo le “parecía una persona bien, honesta” le había ofrecido “una sociedad”.

El negocio propuesto implicaba que García se encargaría de administrar la casa, que iba a funcionar como hostel y Alejandro “manejaría la publicidad y reservas por Internet”.

Quien para ese momento del relato ya había asesinado a Von Graevenitz también agregó que poco tiempo después el productor conoció a “Kate” (la persona que encontró agonizando a Alejandro). Esta ciudadana había venido a Uruguay a hacer un negocio en la chacra con el productor y García explicó que en ese momento Alejandro “descuidó” la sociedad con él.

Fue por esa razón que ambos hombres se “juntaron para hablar” y Pablo ofreció que le alquilara la casa a él y, al mismo tiempo, le daba dinero por la página en Internet donde Alejandro seguía manejando las publicidades y reservas. También, y siempre de acuerdo a lo declarado por García, los hombres analizaron la posibilidad de cerrar el hostel, algo que Alejandro impulsaba ya que decía que no llegaba mucha gente.

Fue así que llegaron a un acuerdo por el que Pablo García alquilaba el Chalet Los Picaflores y lo trabajaría para su provecho hasta diciembre de este año cuando los clientes del hostel de Alejandro volverían a llegar.

Eso le daba tiempo, además a Von Graevenitz de concretar los negocios con Kate, quien quería invertir en el campo de Alejandro para lotear terrenos y hacer casas prefabricadas y vender todo el paquete. Por otra parte, Alejandro quería abrir una empresa constructora que armara casas prefabricadas, al margen de la sociedad con Kate, destinadas a gente que ya tuviera su terreno.

Pero, más adelante, en la misma declaración, García es interrogado acerca de cómo toma contacto con la noticia del ataque a Alejandro y relata lo informado por FM GENTE con respecto a que la ciudadana extranjera amiga del productor, Kate, es quien lo encuentra y a quien llama para pedir auxilio y dar aviso es al propio García. Relata que la mujer, entre el poco manejo del idioma y los nervios por lo que acababa de descubrir, lo único que expresaba era: “Alejandro, mucha sangre”, “ambulancia, mucha sangre”. Después de eso, el verdadero atacante de Von Graevenitz es quien llama al servicio de emergencia móvil y al 911 y se traslada luego a la chacra y de ahí al centro de salud de Pan de Azúcar.

Cuando le preguntaron si conocía personas con quien Alejandro tuviera problemas personales, no dudó en apuntar a Claudia siendo que él había complotado con ella para matar al productor de arándanos.

García no tuvo empacho en declarar que recordaba que Alejandro Von Graevenitz le había dicho, varias veces, “que la hermana se quería adueñar de la casa” y también señaló que el productor aseguraba que Claudia “era una persona con problemas psiquiátricos”.

También declaró que, de acuerdo siempre a lo que supuestamente Alejandro le había dicho, Claudia tenía restringido acercarse a la chacra, a la casa o a él.

Pero el homicida avanzó más aún en las sospechas que lanzaba sobre Claudia al establecer que Alejandro había dicho “que la hermana era una persona muy pesada, que era capaz de todo”. Repitió ese concepto varias veces y dijo que una frase usual del productor era “no sabés lo que es mi hermana, es capaz de todo”.

Contó también que una vez, ya viviendo él en la casa de parada 8, se había presentado Claudia allí, haciéndose pasar por una supuesta clienta, averiguando cómo funcionaba el negocio y queriendo conocer detalles de lo que se hacía en la casa. García, en teoría, cuando se percató de los intereses reales de la mujer, cortó la conversación con ella y ésta se retiró.

Pablo García describió a Claudia como “una persona de estatura baja, cabello rubio dorado, atado, largo, ondulado, color de ojos claros, posiblemente celestes, cutis blanco, aspecto desprolijo (hippie), complexión normal”.

Finalizó explicando que luego de esa vez no la había visto nunca más y tampoco supo nada de ella pero le dio tiempo para agregar que “Alejandro decía que la odiaba, que lo peor que le podía haber pasado era ser su hermano porque era tremenda arpía, que era capaz de todo”.

Si la hora del ataque de Alejandro Von Graevenitz hubiera quedado bien establecida luego de la autopsia, Pablo García se habría quedado sin coartada y, tal vez, la historia hubiera sido otra.

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