Fernando y Nicolás son buzos mejilloneros, un oficio que en Punta del Este y Piriápolis es transmitido de generación en generación. Bajan al mar con un compresor y una manguera y pescan alrededor de 330 kilos por día.
Fernando hace 40 años se dedica a la pesca artesanal mediante buceo. Su jornada comienza a las 7 de la mañana y finaliza alrededor de las 15 horas. En la Isla de Lobos lo hace en los meses permitidos, desde diciembre a abril.
El oficio fue transmitido a su hijo Nicolás y juntos pescan alrededor de 330 kilos de mejillones por barco, la cantidad máxima permitida por la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos.
Lo que pescan “se lleva a la planta y se desbarba”, contó Fernando a FM GENTE. Los otros dos hijos también forman parte del negocio familiar, son los marineros de cubierta que se encargan de hacer el trabajo posterior con los mejillones, lo que se llama "sarandiadores". Luego, la esposa de Fernando lo vende a comercios de Punta del Este y Piriápolis a 130 pesos el kilo. Cada local lo comercializa a 250 pesos aproximadamente.
Fernando contó que los mejillones de la Isla de Lobos son “los que quiere toda la gente". Señaló que "está protegido y es el que más le gusta al turista”.
Este oficio comenzó a desarrollarse en el departamento por los años 50, según un estudio sociocultural de la pesquería artesanal del mejillón en Maldonado, realizado por dos investigadoras de la Facultad de Humanidades Leticia D’Ambrosio y Victoria Lembo.
Allí señalan que los buzos mejilloneros no solo conocen los lugares de extracción de los moluscos, la manera de utilizar las artes de pesca, de moverse en la embarcación, de sumergirse y maniobrar su cuerpo, sino que también cuentan con el conocimiento acerca del tipo de corrientes que existen, las diferentes profundidades bajo el mar y las características de los vientos.