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Cuando se le pidió que evaluara qué está pasando con la pasta base que entra a Maldonado, Fuentes cambió el tono de voz. Se hizo más lenta su respuesta, como si le estuviera cayendo un gran peso sobre sus espaldas, y usó los adjetivos que no había usado el resto de la entrevista.

“Sí, es un daño total el que…, (la pasta base) está cada vez más metida en la sociedad, y tratamos de…, los muchachos hoy mismo nos dicen que lo que se está vendiendo es una porquería, el tipo de substancia”, explicó.

Agregó que “se ve cuando empiezan a consumir cómo van quedando, poco a poco, el deterioro es terrible, es brutal”.

“Y la droga que entra al departamento cada vez es peor, en cuanto a calidad, como cada vez hay menos, bueno la substancia que les están vendiendo cada vez es peor; es horrible, lo dicen ellos”, cuenta.

Lo que la funcionaria dijo en muy pocas palabras es que en la medida que se hace más estricto el control y la requisa de drogas que entran a Maldonado, quienes la comercializan la cortan con productos cada vez más peligrosos para la salud de los consumidores.

DEBAJO DE LA ALFOMBRA

Gloria Fuentes opinó que “a veces lo que no nos gusta lo queremos barrer debajo de la alfombra, y los problemas no se solucionan así, acá se precisa de todos, tanto de los profesionales, como de la sociedad; en eso estamos trabajando, no sólo con el equipo técnico de El Jagüel, con otras entidades también”, dijo.

“Por ejemplo, la intendencia tiene un convenio con la Fundación Manantiales donde también se mandan muchachos que quieran recuperarse; se les hace una primera atención con una psicóloga de Manantiales, y ella ahí ve de qué forma y cómo se le hace el tratamiento, se lo lleva Manantiales pero también con otras fundaciones”, dijo.

EL JAGÜEL, LA ENFERMEDAD

Explicó que en El Jagüel “los servicios que se les ofrecen son de orientación, de evaluación, (se les da) un tratamiento individual, grupal, y familiar”.

“Ellos cuentan con psiquiatra, con psicólogo, con asistente social, y hay un servicio de enfermería todo el tiempo”, prosiguió.

Advirtió que “lo que hay que entender es que la adicción es una enfermedad, bueno ellos ahí están atendidos, y hasta que la sociedad no entienda que esto es una enfermedad es difícil la atención”.

“Muchas veces los muchachos no saben dónde ir y van a la emergencia de un hospital y ahí no siempre le dan la atención que se merecen; un usuario que tiene determinada característica, está nervioso si no ha consumido, y no todo el mundo los quiere atender” en ese estado, contó, con crudeza pero con la misma sobriedad con narró todo lo demás.

Interpretó que “lo que estamos viendo muchas veces (desde la sociedad) es que es una parte de la población que no se quiere atender, que no se quiere ver, y la rechazamos”.

“Eso no sucede en El Jagüel, al revés, (allí) se trata de que se pueda quedar internado, o venir los días que le dicen, primero para dejar de consumir, el achique como se le dice, y después ver en qué forma se le empieza a realizar el tratamiento” para ayudarlo a salir de la adicción, apuntó.

Fuentes dijo que “es constante la demanda de ingresos a El Jagüel, sí, la verdad es que sí, y va en aumento; acá en Maldonado hay diferentes lugares donde se hace la captación, como se le dice; abrimos hace unos poquitos días la policlínica de (el barrio) Sarubi, los miércoles, también un lugar para captación”.


Indicó que “la intendencia, (desde la dirección de) Políticas de Adicciones cuenta con una psicóloga que ya está haciendo trabajo de territorio en La Capuera y los martes va a estar atendiendo las consultas que siempre hay de los padres, de los vecinos, de los familiares; mismo de los muchachos cuando quieren ver tratar de recuperarse”.

TAMBIÉN NECESITAN EL APOYO FAMILIAR Y DE LA SOCIEDAD

La señora Fuentes admitió que no tenía disponibles cifras que indicaran el grado de reincidencia que hay en los muchachos que son sometidos a tratamiento.

“Pero mucho depende de cuando ya están terminando su tratamiento, el apoyo (que reciben) de la familia y el apoyo que le brinde la sociedad también, porque si esos muchachos que de repente vuleven a salir no tienen trabajo, o están en situación económica realmente complicada, a veces vuelve a caer en la droga”, describió.

Refirió otra vez a que no tenía cifras sobre reincidencia, pero hizo una estimación alentadora: “son muchos más los que se recuperan que los que vuelven a recaer”.

Entrevista: Fabián Sánchez