NUNCA HUBO TANTOS EN TIERRA. Cientos de aviones yacen estacionados ordenadamente. Nunca tantas aeronaves estuvieron en tierra. Su lugar es en el aire pero la pandemia los ató al suelo. Los turistas desprevenidos que, en mejores tiempos, conducían por la carretera A-1512 desde Teruel hacia Albarracín solían mirar estupefactos a su derecha, a la zona despejada donde aparcaban de forma ordenada decenas de aviones, o al cielo, sorprendidos por el aterrizaje o despegue de alguna enorme aeronave. En el aeropuerto de Teruel, una capital de apenas 36.000 habitantes, no hay pasajeros. Su negocio es otro: en ocho años se ha consolidado como la plataforma aeroportuaria MRO (Maintenance and Repair Organization) más grande de Europa.
Aparcar y mantener en buen estado un Boeing 747 o un Airbus A340 durante semanas o meses no parece asunto fácil. A menos de 20 kilómetros de Teruel «duermen» más de cien aviones, muchos de gran tamaño. De hecho, hace días que esperan la llegada de dos A380, el avión más grande del mundo, de Air France, que finalmente han aterrizado en la pista de Teruel. Al descender sobre estas tierras desabrigadas ha parecido una secuencia de una película de acción, impensable en este lugar. No es un caso único: Lufthansa anunció que traerá aquí 17 Airbus 340-600.