Denuncian brutal golpiza en defensa de una playa "privada"
Policial 11:00

Denuncian brutal golpiza en defensa de una playa "privada"

"Sentí terror. Sentí miedo. Sentí que me iban a matar. Ahora voy a seguir con esto hasta las últimas consecuencias", aseguró el comerciante José Umpiérrez al narrar, este lunes en FM Gente, el brutal ataque que sufrió ayer en Ocean Park. Le apuntaron con un arma y le golpearon con una tabla para advertirle que no puede pasar por una playa "privada".

Dos hombres atacaron brutalmente a José Umpiérrez, comerciante de Maldonado radicado desde hace unos meses en el balneario Ocean Park, para inhibirlo de pasar por la playa ubicada frente a la Estancia La Carolina.

El incidente se gestó en la mañana de este domingo, cerca del kilómetro 112 de Ocean Park, cuando el hijo de Umpiérrez y su novia salieron a dar una vuelta en cuatriciclo por la playa. El joven fue interceptado por dos hombres -uno adulto y otro joven- que intentaron disuadirlo de continuar por la arena.

"De arriba del médano salió otro cuatriciclo, se les atrevesó adelante, lo chocaron, les dijeron que se bajaran y le dijeron que no podía estar ahí porque era propiedad privada. Lo amenazaron con darle una paliza y, mientras, le golpeaban la cabeza sobre el casco", relató Umpiérrez este lunes.

Tras escuchar el testimonio de su hijo, le recomendó al chico que denunciara el hecho en la comisaría de La Capuera mientras él salió a buscar a los agresores. Los divisó en la costa pero los perdió entre los médanos, hasta que encontró una huella que siguió.

Repentinamente, en una calle interna, se contró el cuatriciclo de frente, un adulto a la izquierda con un revólver grande y un joven a la derecha. "Es una zona privada", dijo el mayor mientras le apuntaba. Y le ordenó que bajara del cuatriciclo, mientras pasaba el arma a su hijo.

Umpiérrez explicó que sólo quería saber por qué habían violentado a su hijo e intentó defender el concepto de que la playa es pública, pero sólo logró indignar a sus antagonistas. Y ni siquiera atinó a sacarse el casco cuando comenzó el ataque.

Mientras el joven le "apuntaba a la cara" con el revólver, el grande comenzó a pegarle con una tabla que el comerciante había llevado para defenderse "de unos perros que siempre salen al paso".

"Me pegaba, desquiciado, y me decía que yo no lo podía denunciar porque me iban a matar. Me dejé pegar porque no podía reaccionar. Tenía ese joven que me estaba apuntando y se dieron cuenta que se estaban mandando una macana grande conmigo. Tenía miedo a que me dispararan", recordó Umpiérrez.

La tensión aumentó cuando el hombre mayor manifestó su intención de no dejarlo ir. "Fue una cosa brutal. Mi vida termina acá -pensé. Estos me matan y me entierran acá, porque se les estaba yendo la situación de las manos. No lo podía creer".

"Le empecé a hablar al más joven, porque el que me pegaba era el padre, según supe en la comisaría. Les expliqué que tengo problemas cardíacos, que soy un vecino del barrio". El joven convenció al padre de que lo liberaran. "Te vamos a dejar ir pero si vos llegás a denunciar lo que pasó acá yo te busco y te mato", le dijo el grande, según recuerda la víctima.

¿CONOCIDO DE LOS POLICÍAS?

Cuando logró salir de aquella situación, subió al cuatriciclo, volvió a su casa a calibrar el daño que recibió en su ojo y partió rumbo a la comisaría más cercana, en La Capuera: "Lo primero que me dijo el que estaba ahí es que (la playa) era una propiedad privada. Le contesté que eso no justifica lo que me hicieron, que no puede andar un hombre armado, ni golpearme así".

Umpiérrez, su hijo y su nuera tuvieron que volver varias veces a la comisaría en esa jornada dominical. Declararon por la mañana y también cerca de las 23:30. Los agresores están identificados y hasta parecen ser conocidos de la zona: "hace 20 años que trabaja ahí", le habría dicho un policía al denunciante, como justificando la reacción del agresor.

La Justicia intervino y, aparentemente, los violentos defensores de la playa también declararon ante la Policía. La Justicia tomó parte y ordenó incautar el arma utilizada en la agresión, pero fue imposible ubicarla. "La estancia tiene más de 400 metros cuadrados y como 3.800 metros sobre la playa", acotó Umpiérrez este lunes, convencido de que se descartaron del revólver.

DEL MIEDO A LA INDIGNACIÓN

Umpiérrez no duda que la violenta reacción de los "guardianes" de la costa no tiene que ver con la presunta propiedad privada de la playa sino con la sorpresa que les generó ver que alguien iba a pedirles explicaciones por amedentrar a un chico.

Ahora, pasado el momento de terror, el comerciante quiere llevar el caso "hasta sus últimas consecuencias". No lo frena la última amenaza que recibió mientras se alejaba de sus agresores: "Si abrís la boca te voy a buscar y te voy a matar".

"Sentí terror. Sentí que me iban a matar. Pero ahora no tengo miedo. No puedo ir con miedo de un tipo que se cree todopoderoso porque tiene un revolver y puede decidir si vivo o no. Voy a seguir con esto hasta las últimas consecuencias", advirtió Umpiérrez. No piensa hacer mano propia. Confía en la Justicia.
mr

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