Ocurrió en un comercio del rubro verdulería ubicado en Islandia y Francisco Acuña de Figueroa. Hasta allí llegó un joven que buscaba trabajo y dejó su curriculum. A la salida, y ya a bordo de su moto, se cruzó con una mujer en bicicleta que llevaba un par de lentes puestos.
El joven se le acercó y, en un rápido movimiento, le quitó los anteojos, le agradeció y se fue raudo. La perpleja mujer se dio cuenta que el muchacho había abandonado el negocio por lo que ingresó y narró a los empleados lo sucedido. Describió al responsable de llevarse sus lentes y la respuesta que recibió la dejó más perpleja aún: se trataba del joven que momentos atrás había dejado una hoja con todos sus datos.
La víctima radicó la denuncia pero también narró a su padre los hechos y compartió con él el celular del muchacho. El hombre lo llamó para cuestionar su actitud y exigir la devolución de los lentes que su hija debe utilizar luego de una operación a la que fue sometida. La respuesta lo dejó tan o más perplejo que a su hija: el joven admitió los hechos y le explicó que "tenía la vista cansada" luego de varias horas de repartir curriculums.
También prometió volver al puesto y devolver los lentes para que la damnificada pase a levantarlos.
Se desconoce, al momento, si hay derivaciones judiciales del caso.