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El primero de los casos comenzó a procesarse el pasado jueves 20 de marzo. Una mujer se presentó en la Seccional 1ª de policía de Maldonado para dar cuenta de que un rato antes, mientras se desplazaba en una moto de su propiedad, había sido objeto del robo de su cartera con diversos artículos de relativo valor.

Explicó que iba por Wilson Ferreira Aldunate, y que al reducir la velocidad para cruzar Marcos de los Reyes se le aproximó otra moto con dos ocupantes. Uno de ellos le manoteó y pudo llevarse su cartera sin que pudiera hacer nada para impedirlo.

La damnificada dijo que en la cartera llevaba un teléfono móvil Blackberry, una billetera con documentación personal, un buzo y tarjetas de crédito. La señora aportó datos descriptivos de los dos autores del robo.

Personal de la brigada de Hurtos de la policía que desplazaba por Ceferino de la Torre, vio al llegar a Camino de los Gauchos a un hombre cuyas características físicas coincidían con uno de los denunciados como autor del robo en moto del día anterior.

Le detuvieron y pusieron a disposición de la juez en lo Penal de 10º turno, la que en las últimas horas dispuso el procesamiento de M.R.A. como coautor de un delito de hurto agravado.

La magistrado ordenó que el acusado pasara a cumplir de inmediato prisión preventiva y hasta que se complete el proceso judicial de este caso, teniendo en cuenta su condición de reincidente en el delito.

ROBO Y CAPTURA POR TECNOLOGÍA
Un hombre de nacionalidad extranjera compareció el martes 24 de diciembre, previo a la celebración de la Navidad, en dependencias de la dirección de Investigaciones para radicar una denuncia de robo en la vivienda que ocupaba, en San Rafael.

Dijo que habían entrado uno o varios intrusos y se habían alzado con un teléfono celular LG, una notebook Samsung, otra LG, y una cámara fotográfica Casio.

La información policial no lo dice directamente, pero sugiere en sus datos que se procedió a pedir la colaboración de la compañía telefónica que prestaba el servicio para ese teléfono móvil, para rastrear su paradero.

Todos los teléfonos móviles tienen un sistema que hace que se estén reportando permanentemente a la compañía mediante contactos con sus antenas de radio frecuencia erigidas en todo el territorio nacional, lo que permite saber dónde se encuentran ubicados con bastante precisión.

Este desarrollo tecnológico muchas veces es usado para rastrear la ubicación de un teléfono, cuando se quiere ubicar al aparato, o a quien lo lleva consigo.

En este caso la policía pudo establecer que el teléfono LG robado del chalé de San Rafael estaba siendo usado por un hombre domiciliado en el barrio Kennedy, por lo que se procedió a detenerlo.

El hombre detenido dijo que acababa de dejar el teléfono en una casa de reparaciones de esos aparatos, y aportó los detalles. El teléfono fue recuperado por la policía.

Se supone que el hombre lo que intentó fue blanquear el aparato, es decir, lo que en la jerga del trabajo con teléfonos móviles se conoce como proceder a su “liberación”, o cambio de identidad. Pero no tuvo tiempo de hacerlo, por lo visto.

El detenido, J.D.C., sin antecedentes delictivos, dijo que había comprado el teléfono a un joven de ese mismo barrio Kennedy, al que identificó con la ayuda de la galería fotográfica de personas que han cometido delitos en el departamento.

Se trataba de C.R.C., de 21 años de edad. Se lo ubicó y detuvo. Pronto admitió que había robado el teléfono de un chalé de San Rafael, y reconoció que también se había llevado todo lo demás que el propietario de esa vivienda denunció.

Se llamó al propietario del chalé robado quien reconoció como suyo el teléfono incautado en este caso. La información policial no dice nada del resto de los efectos robados.

La juez en lo Penal de 10º turno que tomó el caso ordenó el procesamiento de C.R.C. como autor de un delito de hurto agravado, y dispuso que el acusado pase a cumplir prisión preventiva hasta que el proceso en curso se complete con el dictado de una sentencia.

La magistrado ordenó también que J.D.C. fuera procesado como autor de un delito de receptación, pero atendiendo su condición de primario absoluto le eximió de cumplir con prisión preventiva hasta que el caso se complete. En cambio, le impuso que deberá guardar arresto domiciliario desde la puesta del sol hasta la salida al día siguiente durante las próximas 60 noches.