En conductas delictivas no está todo contado
J.F. tiene 34 años de edad, antecedentes penales, y también una forma de ser muy particular. Le gustan los relojes (ajenos) de colección. Y tiene espíritu emprendedor: cuando en el juzgado supo que era procesado ofreció al juez negociar su libertad a cambio de devolver todos los relojes que robó hasta ahora. El magistrado le dio una respuesta contundente: le envió de inmediato a Las Rosas.