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El joven que robó tres consolas y una play station de la exposición Juegarte, realizada en el Complejo Lafor de San Carlos, no tenía idea de lo que se llevaba. Los equipos cuestan unos 2.000 dólares pero el ladrón vendió cada consola por cien pesos. Para hacerse de los equipos que estaban en exhibición, sorteó una valla y una mesa con jugadores. Por eso fue fácilmente identificado cuando los organizadores notaron la falta de los aparatos.

Varias personas conocían al ladrón y llegaron a aportar datos de su residencia, por lo cual fue rápidamente ubicado por la Policía. Hasta el momento, los organizadores han podido recuperar dos consolas, que además habían sido robadas sin los transformadores necesarios para sus baterías y que, por otra parte, eran versiones muy difíciles de encontrar en el mercado.

El hurto dejó en evidencia una falla en seguridad que los organizadores no habían contemplado jamás, ya que el evento siempre se realizó en un ambiente familiar y de una generosidad nunca vista. No es común que los coleccionistas presten sus equipos para que todo el mundo los use e, incluso, los rompa accidentalmente.

“La idea era que la gente se sintiera como en la casa de uno, que fuera a jugar en un ambiente familiar. Es como estar en tu casa jugando con los amigos. En seis años de exposición es la primera vez que pasa y se resolvió suspender porque, un poco traídos a la realidad, tenemos que reforzar la seguridad”, señaló García.

En la exposición hay equipos por un total de 100.000 dólares. “No es que hayamos desembolsado esa cantidad, es que a medida que se vuelven retro aumentan su valor, dependiendo el estado del aparato”, explicó Núñez. Por eso resolvieron suspender el evento y se plantean la necesidad de conseguir fondos para garantizar vigilancia el año que viene.

Con ese fin, ya han recibido donaciones de fanáticos de los videojuegos del Uruguay y el exterior. Es que el evento adquirió tal relevancia que llegó un grupo de españoles a visitarlo y el domingo arribaba un ómnibus con visitantes de Brasil, que anularon el viaje tras enterarse de que la muestra fue suspendida.

Cada exposición requiere de mucha movilización, con el aporte de organismos públicos y privados. “Hay un gasto económico pero más que nada de energía para volver a armar eso. Tomamos medio año para recuperar costos y la otra mitad del año organizamos el evento”, indicó García. Para graficar el asunto, contó que se necesitaron cuarenta viajes en camioneta para transportar equipos.

Pese a la relevancia de la actividad, el grupo no ha conseguido apoyo de sponsor. “Todavía nos ven como los locos de los jueguitos aunque demostramos que es un asunto de interés mundial. Es un evento único a nivel mundial. Porque lo normal del coleccionista es para uso propio o un círculo muy cercano. No lo comparten”.