CAOS E INCERTIDUMBRE. Miles y miles de venezolanos se lanzaron a las calles de sus ciudades para hacer compras de última hora antes de iniciarse ante la incertidumbre de lo que pueda pasar este fin de semana en ese país. Asimismo se cumple este viernes un nuevo "trancazo" en Caracas por parte de la oposición.
Los ciudadanos buscaban comida, agua, productos básicos y hasta nafta, como si se tratara de una carrera de vida o muerte, pero sólo encontraron una pequeña parte de lo demandado, ante el desabastecimiento crónico que sufre el país y por culpa de la estrechez de sus bolsillos por la inflación más alta del planeta y la recesión galopante. Las fronteras con Colombia se vieron colapsadas.
"Hermano: ¡comida, agua y velas! Y cierra bien el quiosco", aconsejó ayer un agente de la Policía Judicial a William, el dueño de un puesto de diarios en Santa Mónica. A 300 metros, el supermercado Licarch agotó sus reservas de carne en sólo tres horas. Pollo, arroz, huevos y congelados cotizaban en alza por toda Caracas, como si no hubiera bastante con la espiral inflacionaria que dispara los precios cada semana.
A 800 metros, un hombre se sorprendía ante la cola del Farmatodo, admirado incluso porque el resto de los clientes llevaban todos las carísimas bolsas de pan de sándwich. "Eso es puro aire", bromeó a Alexandrina Rodríguez, que lo precedía. La emigrante portuguesa intentó explicarle la situación al despistado, hasta que la voz de la mujer de mayor edad se impuso en el debate.
Otra protesta se concreta este viernes con la denominada Toma de Caracas, donde se busca repetir la manifestación del 1° de septiembre del año pasado, cuando más de un millón de personas marcharon en la capital.
Desde muy temprano también se hacía cola en las estaciones de servicio de medio país, aunque en algunos estados las filas fueron provocadas por la falta de gas, pese a contar Venezuela con las mayores reservas del continente.
"Parece 23 de diciembre, pude cargar nafta al tercer intento, porque en las primeras dos no había combustible. Los supermercados están como si hubiera de todo y no hay de nada", explicó a LA NACION Rosa Lucía Garante (43 años), gerenta comercial.
"Compras nerviosas, pero de nervios. No hay otro producto en las góndolas", ironizó el historiador Elías Pino Iturrieta.
A los llamados de diputados opositores, que advertían desde el fin de semana de la inminencia de esta protesta histórica y de la necesidad de acopiar alimentos, se sumó la embajada de Estados Unidos, que aconsejó a sus ciudadanos que se abastecieran de agua y comida durante 72 horas.
En los estantes de las panaderías sólo quedaban bolsas de Doritos y refrescos de colores tan llamativos que no animaban a su compra, según la crónica de La Nación.
FIN DE LA DEMOCRACIA?
Los críticos del gobierno acusan a Maduro de querer instaurar por vía constitucional un gobierno no democrático.
Hasta ahora la actual administración no anunció por cuánto tiempo se mantendrá funcionando la Asamblea Constituyente ni qué sucederá con la antigua constitución chavista en ese ínterin. Sin embargo, como se tratará de un grupo con plenas potestades (plenipotenciario), este podría ejercer funciones legislativas.
"Vemos la fecha del 30 de julio como una línea roja que, si se cruza, podría suponer el fin de la democracia en Venezuela", dijo a periodistas un alto funcionario del la administración de Donald Trump. El gobierno estadounidense se sumó en las últimas semanas al coro de países y organismos que condenan (en el caso de EEUU también sanciona) ciertas acciones del presidente Nicolás Maduro.
Sin embargo, es mayor la incertidumbre -tanto de los propios venezolanos como a nivel internacional- que el conocimiento real que se tiene sobre el contenido de la nueva Constitución que surgirá tras el sufragio y lo que sucederá en Venezuela después de este domingo 30 de julio (El Observador).