En la tarde de este martes dejó de existir Monseñor Rodolfo Wirz, obispo emérito. Sus restos serán velados en la catedral de Maldonado, este miércoles a partir de las 8:30. Posteriormente habrá una misa de cuerpo presente a las 12:30 y el sepelio se cumplirá a las 16 horas en el cementerio de Maldonado, según informó el actual obispo Milton Troccoli.
Monseñor Rodolfo Pedro Wirz Kraemer nació el 19 de abril de 1942 en Schwarz-Rheindorf, Alemania. Llegó a Uruguay siendo joven, país donde desarrolló su vocación religiosa. Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1968 en Montevideo por el obispo José Gottardi.
El 9 de noviembre de 1985, el Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo de la Diócesis de Maldonado-Punta del Este, siendo ordenado el 21 de diciembre de ese mismo año. Durante su ministerio, también fue Administrador Apostólico de la Diócesis de Minas en dos períodos: de 2001 a 2004 y de 2009 a 2010.
Ejerció como obispo titular de Maldonado y Rocha, hasta el 8 de julio de 2018, cuando el Papa Francisco aceptó su renuncia por límite de edad. Su legado pastoral se caracteriza por la cercanía con la comunidad, la promoción de la formación sacerdotal y el diálogo ecuménico.
La grey católica de Maldonado lamenta su deceso. Quienes lo conocieron destacan su capacidad de escucha, su respeto por las diferencias, y su firmeza cuando se trataba de defender la dignidad humana. Fue guía espiritual, pero también compañero de ruta para sacerdotes, laicos, jóvenes y ancianos. En cada rincón de la diócesis —desde las capillas rurales hasta las parroquias urbanas— dejó sembrada una semilla de fe que sigue dando frutos.
Hoy, como obispo emérito, su figura sigue inspirando. No por los títulos, sino por la coherencia de su vida. Porque Monseñor Wirz no solo predicó el Evangelio: lo vivió. Y en ese vivir, nos enseñó que la santidad se construye en lo cotidiano, en el servicio silencioso, en el amor sin medida.
Sobre su figura el Cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo, dijo que “siempre lo vi como un pastor cercano, que sabe escuchar y acompañar. Su presencia en la diócesis fue un regalo para todos nosotros.” QEPD
(Aporte de Sergio Sánchez Moreno)