Viviana Canosa, un camaleónico animal televisivo; no estuvo al aire e igual marcó un alto rating
Espectáculo 23:35

Viviana Canosa, un camaleónico animal televisivo; no estuvo al aire e igual marcó un alto rating

Esta noche, Viviana Canosa no reapareció por América 24. La señal apeló a un recurso insólito: durante nueve minutos puso la placa de Viviana con vos y paseó las cámaras por el set vacío (con pico de 3 puntos de rating). La conductora mantuvo firme su renuncia porque no pudo pasar un informe sobre Sergio Massa, que Daniel Vila, el dueño de ese canal, defiende a capa y espada desde tiempos inmemoriales.

Desde las 21.10 pareció un programa homenaje, al emitir fragmentos de distintas emisiones del ciclo. Y más tarde, programación de emergencia. Lo demás se dirimirá en Tribunales.

Dentro del variopinto y nutrido paisaje de comunicadores indignados, a un lado y otro de la grieta, en la televisión argentina, Viviana Canosa había encontrado una variante muy rendidora: la audaz fusión entre el editorial periodístico “serio” con el formato de stand up festivo del unipersonal teatrero.

A lo que se lee en un diario o se escucha en la radio en materia de actualidad política, Canosa supo sumarle una nutrida batería de inflexiones histriónicas, con silencios, música de fondo, mohines sensuales a cámara, comentarios irónicos y enojos reales y sobreactuados, con los que armó un cóctel televisivo muy tentador.

Canosa es un camaleónico animal televisivo que con tal de rankear bien arriba no le hace asco a nada. Su ideología es el rating. Y por conquistarlo ha mutado su apariencia más de una vez, por dentro y por fuera. Con tez pálida y blanquecina, labios furiosamente rojos y pelo largo colorado casi embetunado, suerte de preciosa vampira, por mucho tiempo se presentaba a contar chimentos faranduleros. Más tarde intentaron reconvertirla en una suerte de animadora de show nocturno, pero no funcionó. Tuvo también su etapa de progre de cara lavada, que no temía identificarse con Cristina Kirchner, hasta trabajó en C5N y fue invitada a 678. Pero eso fue hace mucho y ya nadie lo recuerda, o no interesa hacerlo, menos a ella que, paradójicamente, empezó a escalar en popularidad secundando a Chiche Gelblung en un programa que se llamaba Memoria, por Canal 9.

El Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) la multó por ingerir dióxido de cloro en vivo y fue apercibida otras dos veces, también por cuestiones relacionadas con el Covid. Canosa no tiene prurito alguno para poner toda la carne al asador con tal de ser la más vista.

¿Fue un acto de censura el que sufrió Canosa el viernes? No menos que el que ella misma le impuso, en mayo último, al político Jorge Yoma, a quien echó de su programa en disconformidad con sus posturas políticas.

El Grupo América dio a conocer un comunicado en el que afirmaba que había tomado la decisión de no difundir escraches “en razón de la agitación que provocan con sus agresiones en un momento en el que el país requiere la colaboración de todas las fuerzas políticas y de la sociedad en general para mantener la paz social y el respeto por las instituciones”.

Irreprochable el argumento, podría ser una muy atendible política editorial a la que cualquier comunicador de esa pantalla debería ajustarse sin chistar. Ocurre que cada noche, desde su programa por América, Canosa -así como también lo hacen otros conductores de esa señal- animaba en persona dilapidaciones de altísimo voltaje, particularmente contra funcionarios del Gobierno, suerte de escraches mediáticos que no parecían alterar a las autoridades de la emisora, más bien felices por la repercusión en el encendido que ella aseguraba.

Por tanto, se trata, efectivamente, de un acto de censura reñido con el artículo 14 de la Constitución Nacional que garantiza a todo habitante el derecho de “publicar sus ideas por la prensa sin censura previa”. No fue la rubia animadora la que cambió su postura al querer presentar un informe sobre Sergio Massa. Fue el Grupo América el que trató de forzar una excepción a favor de su político preferido, mientras hace la vista gorda por la prédica inflamada que la misma persona ahora censurada desplegaba cada noche contra la dirigencia oficialista. Un periodista de esa misma señal, Edi Zunino, evocó oportunamente el viejo dicho: “Cría cuervos que te arrancarán los ojos”.

Esta historia continuará.

Pablo Sirvén (La Nación)

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