Crudo testimonio sobre las conductas juveniles en Maldonado
Juventud 15:10

Crudo testimonio sobre las conductas juveniles en Maldonado

Golpizas, alcohol y drogas corriendo sin límites, enfrentamientos entre “tribus” urbanas, y mayores haciendo su negocio alimentando clandestinamente esa realidad, fueron analizadas por el propietario de un resto pub en La Barra de Maldonado y organizador de fiestas para menores, Anibal Arias Cabrera, en entrevista con FM Gente.

Arias afirmó que todo lo que iba a narrar en la entrevista sobre los recovecos nocturnos más increíbles de la movida nocturna joven, no ha conseguido que se lo escucharan las autoridades del Instituto de la Niñez y la Adolescencia del Uruguay (INAU), en Maldonado.

Dijo que los mayores problemas en la noche juvenil en Punta del Este o Maldonado son el alcohol y la droga, pero también nuevas costumbres, como agrupamientos en tribus urbanas, o personajes que eluden de forma premeditada las normas de seguridad con lo que sacan sus tajadas económicas.

Los jóvenes de Maldonado y Punta del Este sí “tienen lugares donde divertirse en la noche, tanto en el invierno como en el verano”, dijo Arias. Agregó que “el tema es unos cambios que hubo en las reglamentaciones del INAU sobre las edades que permiten a los menores salir a bailar”.

Explicó que hasta hace un tiempo había dos niveles de autorizaciones para organizar fiestas para menores, unas para mayores de 14 años, y otras para mayores de 16. En las de mayores de 14 no se podía vender alcohol. En las de mayores de 16, se permitía vender alcohol a mayores de 18.

“Claro, hecha la ley, hecha la trampa: nada imposibilitaba que el mayor fuera a la barra, comprara una bebida, y se la diera al menor sin que pasara nada; habría que tener una persona controlando a cada mayor que está comprando y ver qué hace con la bebida”, explicó.

PROHIBIDO PARA MENORES DE 16

Afirmó que actualmente se eliminó las autorizaciones de fiestas para mayores de 14 años, que se realizaban entre las nueve de la noche y las dos de la mañana, y sólo quedaron en vigor las autorizadas para mayores de 16, que empiezan a las dos de la mañana.

Afirmó que los chicos de 14 y hasta los 16, tratan de entrar en las que están autorizadas. Dijo que se enganchan en lo que se denomina “la previa”, que es una reunión en las cercanías del local bailable, con la que se espera que se abran las puertas.

Agregó que esa espera está regada de mucho alcohol, y drogas. Afirmó que los padres de chicos de 14, 15, 16 años que se van a los bailes, no saben dónde están, con quien están, ni qué están haciendo.

Finalmente, si consiguen entrar al baile, lo hacen ya alcoholizados, por lo que se transforman en un problema potencial para quien le permitió entrar, porque si llegara una inspección del INAU, sería sancionado duramente por tener un menor alcoholizado en el local, no importa dónde se hubiera alcoholizado.

Dijo que sabe de casos, que no puede probar, pero sabe que existen personas que organizan estas fiestas para menores que ponen personal propio en los alrededores con intercomunicadores portátiles, para avisar si llega una camioneta con los inspectores del INAU. Aunque no lo dijo, si ello ocurriera significaría realizar “una limpieza” de chicos borrachos de adentro de los locales.

LO QUE PASA, PASA AFUERA

Estos chicos, junto a los que no han podido entrar a un baile, terminan deambulando por las calles, y volviendo a ingerir alcohol y drogas, lo que genera situaciones graves que todo el mundo sabe han estado pasando en el balneario.

Indicó que las emergencias móviles no asisten a los chicos con comas alcohólicos si están en la vía pública, por lo que, si un chico necesita asistencia de emergencia móvil hay que hacerlo entrar al local para llamar a la emergencia móvil. Esto pone en riesgo al organizador de la movida, al empresario, de que en ese momento llegue una inspección del INAU, y sea sancionado. Esto empuja a que muchos opten por desentenderse cuando chicos gravemente alcoholizados necesitan asistencia médica rápida: los dejan fuera de sus locales.

Arias es titular de un resto pub en La Barra de Maldonado en verano, además de organizador de fiestas juveniles en invierno, desde hace siete años.

“La imagen que damos al turista es malísima; yo tengo un resto pub en La Barra, y las cosas que vi ahí son increíbles; golpizas, agresiones entre ellos”, cuenta.

Señala que ahora tienden a organizarse en una suerte de tribus urbanas en las que buscan afinidades por sus características sociales, económicas, o deportivas, o de cualquier tipo. Afirmó que existen la de los planchas (jóvenes que tuvieron antecedentes delictivos), la de los chetos (clases altas), las de los rugbiers (jugadores o simpatizantes del rugby), la de los futbolistas.

OTRAS TRIBUS

El empresario dijo que eso se agrava en verano, porque aparecen otras tribus: la de los argentinos, la de los porteños (de Buenos Aires), la de los paraguayos, entre otras. Y aseguró que dentro de esos agrupamientos todo se manifiesta con violencia hacia otros colectivos. Afirmó que es deporte hoy día salir de un boliche a pelear afuera, o pelearse en la calle, o enfrentamientos entre barras de muchachos.

Arias sostuvo que para él esto ocurre porque el INAU no tiene inspectores de Maldonado que estén habilitados a realizar inspecciones permanentes y asiduas. Dijo que esos funcionarios vienen de Montevideo, y ello se manifiesta con visitas muy esporádicas a los locales de fiestas para jóvenes.

Apuntó que muchos titulares de esos locales corren el riesgo de quebrantar normas del INAU midiendo el tiempo que pasan sin recibir una visita.

Indicó, como ejemplo, que la venta de alcohol a menores en los locales nocturnos, está prohibida, pero eso no se observa en muchos locales. Esto hace que, como es una violación, un riesgo que corre el empresario que organiza la fiesta, el precio del alcohol dentro de los locales bailables, para los menores es prohibitivo. Las dos salidas que les dejan es alcoholizarse afuera, donde no hay controles, o conseguir algún otro chico, mayor de 18 años, dentro del local, que le consiga la bebida.

REQUISITOS PARA FIESTAS

Arias informó los requisitos del INAU para habilitar una fiesta juvenil. El primero es inscribir el nombre del titular de la empresa que organiza, o el nombre de la empresa. Además, hay que presentar cuatro fiscales, son cuatro personas mayores de edad, que cumplen la función de fiadores solidarios de que serán observadas todas las normas en la fiesta.

“Yo y mi empresa siempre anotamos los nombres en los permisos de todas las fiestas que hicimos”, preparó Arias. De inmediato, disparó: “A veces los permisos salen a nombre del cuida coches de la esquina, o gente que está trabajando en el mantenimiento en el local, simplemente para los dueños deslindarse de cualquier tipo de responsabilidad” por lo que ocurra en la fiesta.

Agregó que “el local tiene que tener permiso de bomberos, que acá no todos los locales de Punta del Este, por no decir que la mayoría, no tienen el final de Bomberos”. Llamó la atención que esto es particularmente peligroso por las verdaderas catástrofes que ocurrieron en los últimos años en locales de fiestas juveniles.

Aseguró que en Maldonado “no hay nadie que controle la habilitación de bomberos”, y detalló que hay que contratar a un bombero para la noche de la fiesta, que se encargará de supervisar todo. Hay que tener una cobertura de emergencia móvil, y llenando estos requisitos, aseguró que en menos de una semana los permisos son otorgados. Dijo que la mayoría de los boliches de Punta del Este no están autorizados por Bomberos.

CAUSAS Y EFECTOS

Arias mencionó, desde su experiencia, a la disgregación familiar por la necesidad de que los dos padres trabajen, como una causa principal de que los chicos crezcan con otros valores distintos a los que tuvieron generaciones anteriores. Dijo que él ha visto cómo se manifiesta este fenómeno en la forma como los menores tratan a sus propios familiares, a docentes, a preceptores, a guardias, a cualquier persona mayor.

“El alcohol es la principal causa de muerte de los jóvenes”, aseguró, pero dijo que para ellos es otra forma de manifestarse o de evadir otros problemas.

Frente a esto, Arias entiende que “las medidas que ha tomado el INAU me parece que no son adecuadas” para contener esta realidad. “No hay controles; siempre hay escusas para que nadie resuelva nada”, lastimó.

Indicó que en toda la realidad que detalló, no están consideradas otras expresiones de diversión juvenil evadiendo normas que no fueron consideradas, y que se convierten también en causas del fenómeno de la violencia de esos muchachos.

“Extra eso, todo lo que son las fiestas privadas en casas, las famosas casitas de La Barra en verano, y mucha gente que simplemente se dedica a ir a hacer puerta a esos lugares, suben en una camioneta, van varios chicos con uno mayor que maneja, llevan una heladerita con alcohol, y se quedan sin entrar al baile, toda la noche afuera; en invierno, por el clima, esto es más difícil”, contó.

Y dijo que “en verano a veces es hasta más linda la movida que se genera afuera, que adentro”, para esos jóvenes. Apuntó que de esta realidad él concluye ya no que solo aumentó la violencia, sino que se ha convertido en parte de la realidad de los jóvenes de hoy, de la forma de comunicarse, de expresarse, de hacerse notar. Todo agravado por el alcohol, las drogas, y la ausencia de controles eficaces.

zl

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