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La historia comenzó el martes 2 de junio cuando una vecina se presentó en la Seccional 10ª de policía, con jurisdicción sobre Punta del Este, para radicar una denuncia de robo.

Detalló cómo le habían robado la moto del estacionamiento del edificio en el que vive, en Roosevelt y Florianópolis. Era una moto Yumbo azul con motor de 110 centímetros cúbicos de cilindrada.

El caso fue otorgado al personal de la brigada de Hurtos de la comisaría, especializados en rastrear este tipo de incidentes.

Los policías iniciaron sus indagaciones, hasta que decidieron ir a ver a la damnificada, para que le diera más detalles de los que había en la denuncia, si los tenía.

Y realmente los tenía. La señora les explicó que había rastreado por redes sociales lugares donde ofrecían partes de motos, incluidas llantas, a precios de oferta.

Afirmó que había reconocido, sin duda alguna, varias partes que habían sido de su moto robada. Hasta les dio la pista para que pudieran identificar al usuario de la página como D.G.T. (iniciales de nombre y apellidos).

Con la ayuda que les proporcionó la propietaria de la moto, salieron a ubicar a D.G.T. Ubicado, procedieron a citarlo a la comisaría. En los primeros interrogatorios que se le hicieron, D.G.T. contó cómo había pasado todo.

Además aportó datos de otro hurto que había cometido. Este otro hecho fue ubicado en el registro de denuncias. Había ocurrido tres días antes en el estacionamiento de un comercio de Punta del Este. Se había llevado una Baccio Classic roja con motor de 125 centímetros cúbicos de cilindrada.

D.G.T. proporcionó datos de otro hombre, S.O.P. también sin antecedentes, que había colaborado con él logísticamente, aparentemente, dándole lugar para poner las motos robadas mientras las preparaban para venderlas por partes.

El caso cayó en Penal 2º turno. El juez a cargo dispuso en las últimas horas procesar a D.G.T. como autor de dos delitos de hurto especialmente agravados en reiteración real.

Procesó a S.O.P. como autor de un delito de receptación, y contempló la condición de primario de ambos imputados para no enviarlos a la cárcel. En cambio les impuso como medidas sustitutivas, al primero, la obligación de presentarse a guardar arresto cada fin de semana de los próximos 90 días en la comisaría de su barrio; y al segundo lo mismo pero por 60 días.