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El cartel azul y blanco, instalado en el acceso a la playa de la Parada 8, es clarísimo: este lugar está pensado para que las personas con discapacidad puedan disfrutar de la arena y el mar como cualquier otra. La rampa de madera que va desde la rambla hasta unos metros del agua, es una forma de facilitar ese acceso. Pero también hay elementos y aparatos para la diversión. Una red de voley para quienes padecen enfermedades mentales, carros con boyas para discapacitados motrices y… lo más importante para los beneficiarios del servicio, ocho profesores de educación física para ayudarles en todo.

Durante las mañanas de enero y febrero, decenas de personas con capacidades diferentes se apropiaron de ese espacio playero y la pasaron como nunca imaginaron, según contaron varios a FM Gente.

Estela Fernández tiene 59 años y está en silla de ruedas. Son las secuelas de la poliomielitis que la atacó cuando era niña y que, con el paso de las décadas, afectó completamente sus piernas. Durante el verano esta mujer asistió cada mañana a “Playa Accesible”, junto con otros compañeros que hacen piscina y fisioterapia en el Campus Municipal.

Está agradecida. “Para nosotros es algo muy especial, agradecemos a toda la gente de la intendencia que nos da una mano”, comenta. No se ha perdido “Playa Accesible” en los últimos tres veranos y lo que más disfruta es llegar al mar. Para eso aprovecha unos carros especiales, con boyas, que le permiten mantenerse a flote en el agua. “Es una gran oportunidad”, agrega Estela, sin perder la ocasión de agradecer al ex director municipal de Políticas Diferenciales del municipio, Eduardo Elinger, el impulso a esta iniciativa.

Roberto Jesús Álvarez también aprovechó el verano en la playa. Algo que nunca hubiera imaginado, con la enfermedad que paraliza su brazo y su pierna izquierda. “Hacemos caminatas, juegos, entro al mar con todo el equipo que es muy bueno. Los profesores me llevan al mar y ahí me recreo un rato dentro del agua. Antes no tenía esa posibilidad”, cuenta.

Adriana Rodríguez tiene 13 años y “espina bífida”, una enfermedad que la paraliza de la cintura para abajo. La actividad más placentera para ella, como para la mayoría de sus compañeros, es entrar al mar. Lo hace en carros especiales, o cargada por algún docente. “Antes pasaba los veranos en casa, no había manera de llegar hasta aquí”, dice la niña.

El profesor Martín Gutiérrez tiene 20 años de docencia y este fue el primer verano que participó en Playa Accesible. Dice que es de las cosas más gratificantes que le han pasado. “Terminar el día aquí y ver lo felices que se van todos ellos es sumamente gratificante”, señaló.

El profesor Sergio Buonomo, jerarca de la división de Deportes y Eventos del municipio, destacó el aporte de todos los docentes y voluntarios que colaboraron. Durante estos dos meses, turnos de 8 profesores atendieron a cientos de personas llegadas de diferentes instituciones de la zona –colegios, centros deportivos, organizaciones no gubernamentales- y también a turistas con discapacidad que se presentaron, atraídos por la posibilidad de divertirse también ellos en la arena y el mar.

Dicen que, seguramente, habrá una edición 2011 de “Playa Accesible”.