El hecho por reiterado no deja de asombrar a un desprevenido turista que pretende estacionar su rodado en algún punto de la península o alrededores, al ser conminado por una persona a que le entregue determinado monto de dinero y sino ataca su auto o insulta al conductor.
La intendencia en su momento se había comprometido a controlar a los cuidacoches que estuvieran habilitados en la zona turística a cumplir esa función, pero esto duró pocos días y fundamentalmente se trató de una puesta en escena para la prensa, filmándose o fotografiándose a inspectores en distintos lugares solicitando las autorizaciones correspondientes. Pocos días después se dejó de controlar.
El tiempo ha pasado y las calles son tierra de nadie. En plena península es dable observar vehículos que no respetan los limites de velocidad, algunos con arriesgadas maniobras, escapes libres, música ensordecedora que emerge de los rodados. En definitiva no hay control de ninguna especie.
Lo más grave, tal vez y sin talvez, está siendo la atrevida actuación de personas en situación de calle que se colocan como cuidacoches en distintos lugares sin tener los permisos correspondientes. Algunos esperan que el hombre encargado de esa tarea que tiene autorización se retire para usurpar su lugar. Otros improvisados en cualquier cuadra, por un rato y ver que pasa o aquellos que van caminando y observan un vehículo que está siendo estacionado y se prestan a colaborar con el aparcamiento y reclaman "una moneda".
Últimamente se entró a ver una modalidad más violenta de estos sujetos marginales que ocupan lugares en la vía pública. Varios casos ocurridos recientemente muestra a "oportunistas" cuidacoches que reclaman dinero o indican donde estacionar a un conductor pidiéndole "50 pesos" y sino son recompensados comienzan con un rosario de insultos y llegan a patear o rayar a los vehículos.
Actúan con total impunidad. Algunas veces aparece algún patrullero cuando el hecho es notificado pero son las menos y además el protagonista del hecho ya se marchó del sitio.
La Policía y la Prefectura hacen lo que pueden frente a una "invasión" de marginales que algunos de ellos se convierten en ladrones oportunistas pero las leyes y las normas son benevolentes en este sentido.
El Municipio de Punta del Este ha negociado el retiro de estos sujetos de la zona balnearia pagándoles el pasaje a sus lugares de origen pero esta iniciativa ha tenido relativo éxito, ya que no se les puede obligar.
Esto también le ha generado al municipio el problema de la usurpación de viviendas que no están ocupadas por su dueños, donde grupos de malvivientes violentan una puerta o ventana e ingresan para pernoctar, sumándose otros, generando una distorsión en la convivencia en el balneario. Porque a su vez éstos pretenden sustentarse en la zona como cuidacoches truchos.
Son varios aspectos de un mismo problema pero que hasta el momento no se le ha encontrado solución. Un problema de nunca acabar. AC
Foto: FM GENTE (tomada luego de un incidente en calle 27 entre 24 y 26)
25 Dec 2025
08:02
