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“Habíamos previsto que íbamos a tener un desfasaje importante y cada vez se va acentuando más”, explicaron. Los dirigentes indicaron que antes de la pandemia de Covid-19, la caja tenía un superávit de 240 millones de dólares y “hoy ya casi no queda plata y a partir de diciembre estamos complicados para terminar el año pagando las jubilaciones”, señalaron.

Además de la situación coyuntural de la caja, también existe la necesidad de que el Poder Ejecutivo reglamente la ley que se votó en abril para la Caja Bancaria y Profesional. A raíz de la pandemia, unos dos mil funcionarios dejaron de trabajar por varias razones y el gobierno no hizo reposición.

Según Stéffano, dado el déficit, los bancos, los jubilados y los activos tendrán que buscar una solución.

El 22 de agosto llevarán adelante la asamblea general donde aprobarán un documento que viene siendo elaborado entre el gobierno, las empresas y el sindicato.