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Abal contó, de forma pausada y pormenorizada, su historia que la tiene sumergida hace un año en una realidad cada vez más angustiante.

Todo comenzó en algún momento del año pasado, cuando en un control médico se le avisó que tenía una lesión de cuello de útero a causa del Virus de Papiloma Humano. Pocas semanas después advierte que está embarazada.

Relató los pasos que dio bajo control médico en el hospital Elbio Ribero de Maldonado, para llevar a buen término lo que había sido rotulado, según dijo, como un “embarazo de riesgo”. Aseguró que la atención humana y técnica que recibió hizo que este fuera el mejor parto de los cuatro que ya tuvo.

LA CARRERA CONTRA EL CÁNCER

Abal señaló que, transcurrido el parto, pidió consulta inmediata con su ginecóloga, pero como estaba de licencia, aceptó hora con una reemplazante, la que le sugirió que volviera cuando se reintegre la titular “porque ella conoce mejor el caso”, le dijo.

Su ginecóloga le dio pase para cualquier otro colega que la preparara para la operación en el cuello del útero, pero le avisó que ella se iba a hacer cargo de la intervención. Para llegar a este punto transcurrieron los días hasta que obtuvo hora con su ginecóloga.

Contó que la doctora que la preparó para la operación, de quien tampoco proporcionó su identidad, le fue de gran ayuda, porque le explicó al detalle sobre lo que sería la intervención quirúrgica, y también que mientras las lesiones por el Virus del Papiloma Humano no traspase la membrana del útero, la dolencia no se convierte en cáncer. Le dijo que tenía unos 90 días para que ello ocurriera, con lo que la puso en la carrera que vive actualmente.

Le hicieron la operación después de un contratiempo en el hospital que no explicó a que se debió, pero que postergó la intervención por una semana. Calificó la operación como “un éxito”. Se le sacó una muestra de tejidos que se envió a Patología del Saint Bois, pero el tiempo empieza a pasar y comienza la angustia.

SE QUIEBRA DOS VECES

Abal cuenta los reclamos al Saint Bois, dos en los últimos 15, sin obtener respuestas, mientras ella descuenta los días que le quedan para que su enfermedad se transforme irremediablemente en cáncer, según le explicaron.

Ante la falta de respuestas decidió ver al director del hospital Elbio Rivero, Carlos Olivett, con la esperanza de que su participación agilitara la obtención de los resultados. Según su testimonio, cuando Olivett advirtió que ella se dirigía a verle, se encerró en su despacho, apagó la luz y salió por una puerta trasera. La señora Abal no dio el nombre de Olivett en su relato, sólo refirió a su cargo.

Afirmó que lo vio salir del hospital junto al subdirector, José Antonio González, a quien tampoco identificó por su nombre, y que corrió para alcanzarlos. Cuando lo consiguió empezó a explicarles su situación, pero dijo que González le respondió “en un tono un poco reprobador”. Le dijo que había un protocolo para plantearle temas a una autoridad hospitalaria, y le describió todos los procedimientos sin haber dado muestras de interés por su situación de fondo.

“Yo me pregunto para qué nos gastamos en campañas de prevención, para que se da la lucha en campañas de vacunación, para qué hablamos de problemas de género, si uno tiene 90 días y gasta 65 en esperar” el resultado de un análisis patológico para empezar su lucha contra el cáncer, razonó.

Agregó que esperó “por tratar de no ser impertinente, por tratar de ir con el resto de la majada, y al final y al cabo hay un momento que siento…”, y el estudio de FM Gente fue invadido por un gran silencio del que emergió un tenue gemido de Abal. Acababa de quebrarse por primera vez.

La segunda ocurrió de inmediato, cuando intentó justificar la actitud de los directores del hospital. “Supongo que los médicos necesitan aislarse de las situaciones médicas de sus pacientes, pero cuando están en un lugar administrativo se rompe la fibra humana; supongo que los sobrepasa; pero realmente un enfermo de cáncer lo único que no tiene es tiempo”, dijo con un notorio esfuerzo para llegar al final, con voz temblorosa, y nuevamente el silencio.

SU EXPLICACIÓN DE LO QUE ESTÁ PASANDO

La señora Abal dijo que “esto sucede a lo largo y lo ancho del país, porque al Saint Bois van los análisis de Rocha, de Cerro Largo, y de Maldonado”.

“No estamos hablando de un problema de salud que vaya a derivar en una lesión que quede para el resto de la vida, y tenga que ver con la calidad de vida más o menos común de las personas; estamos hablando de salvar la vida o no; estamos hace 30 años tratando de hacer entender a la gente que el cáncer se cura, siempre y cuando se diagnostique a tiempo; con un diagnóstico a tiempo, si en el intermedio no hacemos nada, no hay solución”, manifestó.

Finalmente explicó que el Saint Bois “no entrega los análisis a nadie; no se les entrega porque no hay reactivos (para hacerlos); no se les entrega porque no hay personal; entonces el Estado, y no importa, quiero que quede bien claro, no importa quien es el gobierno, estoy hablando del Estado uruguayo tiene que responder a sus pacientes; la Constitución garantiza el derecho a la salud; se supone que todos tenemos acceso a un sistema de salud”, concluyó.

Entrevista: Alexis Cadimar


Foto: Eva Aba (primera al frente a la derecha)