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El hombre vivía en el barrio Hipódromo (ya no). Desde su casa atendía llamados de televidentes que eran atrapados por ofertas de productos diversos por televisión.

Uno de sus empleadores, socio y administrador del emprendimiento, se presentó el sábado 25 de enero en la sede de la dirección de Investigaciones de Maldonado. Fue a presentar una denuncia, que finalmente rubricó, contra un empleado presuntamente infiel.

El empresario sentía que su empleado le estaba estafando para quedarse de forma indebida con mercadería diversa. Dijo que entre las ventas que realizaba empezaron a aparecer transacciones cerradas con tarjetas de crédito clonadas o que tenían autorización de gasto falsa.

El miércoles 29 de enero (día de ñoquis), el personal de Investigaciones pudo concurrir al domicilio del denunciado, en el barrio Hipódromo. Cuando se realizó el allanamiento, el imputado estaba allí, por lo que se le detuvo en averiguaciones.

Pero una revisación ocular del lugar dio elementos suficientes como para llevarle como imputado de algún tipo de delito. Había en su casa mercadería diversa, documentación y medios de pago que parecían directamente relacionados a la denuncia que se formalizó.

Advertida la juez de feria de 10º turno, dispuso que le llevaran al vendedor telefónico del Hipódromo a su despacho. Revisado el caso la magistrado se pronunció dictando el procesamiento de M.U.R. como autor de un delito de estafa en concurrencia fuera de la reiteración, con un delito de falsificación de documento privado.

M.U.R. fue sacado de los partidores del juzgado a la cárcel departamental, por cuando la juez dictaminó también que cumpla prisión preventiva de inmediato y hasta que el caso judicial sea completado.