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“Hay mucha gente que te dice: mirá, vamos para arroyo El Potrero; va con la familia, gente conocida, y acá un problema bien grande, que al arrojo El Potrero no lo conoce nadie”, advierte, bien preocupado por la seguridad de los demás.

Explicó que “es un arroyo que arranca desde que abre la compuerta de Laguna del Sauce, pasa todo por arroyo El Potrero y desemboca en la laguna de Chihuahua”.

Afirma que la gente llega y comenta: “mirá qué bajito, es precioso, mirá qué lindo para ir con los niños, aquí y allá”. “Tiene leña, preciosos montes, hermosos árboles, todo para acampar, pero no sabe el peligro que hay ahí”.

CORRIENTE Y ARRASTRE
Jorge afirma que “cuando abre la compuerta, todo lo que arrastra va adentro de ese arroyo, puedo decir, desde heladeras, árboles enteros, algo que es asombroso”.

“Y mucha gente se va para el arroyo, o se viene para la laguna, acá, en Chihuahua; hay gente que deja los niños y se va a la playa y ese arroyo, y esa playita chiquita ahí, no tiene guardavidas”, advierte.

Manifiesta que “tiene carteles de prohibido bañarse, pero la gente hace oídos sordos; a veces uno les dice: mire que ahí no se puede bañar porque es peligroso, de repente entra, como esta persona que se estaba bañando, por la mitad, por la cintura, a un metro 20 o un metro 40 tenía el agua y se lo llevó”.

“Pero se lo llevó porque abajo tiene una corriente que es impresionante y la gente no entiende cuando se les dice que no se pueden bañar, y a veces, hasta lo tratan mal a uno, insultan”, cuenta, más cerca de la vergüenza que de la denuncia.

Y lo aclara: “A ver si nos entendemos, uno les dice no se bañe, y dicen: usted no es nadie acá para decirme”.

LOS GUARDAVIDAS
Jorge se apoya en lo ocurrido el fin de semana: “Pasa el guardavida, una persona que tiene más de 20 carnavales arriba (haciendo su labor en el lugar), está a dónde se ahogó esa persona a 200 o 250 metros”.

“Vaya a correr por la arena 200 o 250 metros, que se le va casi hasta la tibia enterrándose, para llegar a sacar una persona; es imposible”, lauda.

Añade que “para que se tenga una idea, en enero, de la playa en seis días sacaron siete personas, en un solo día sacaron tres personas al hilo, pero las tres se estaban ahogando”.

“Estamos hablando que (los guardavidas) hacen un turno de 10 a cinco y de 12 a ocho; siempre queda uno, y en la hora pico están los dos juntos”, defiende.

Narra que “a veces la gente dice no, porque el guardavida se va antes de hora; y yo digo que, como el otro día, que se quedaron hasta las 20:30, la hora que entró el sol prácticamente, a esa gente nadie le paga, nadie la valora, nadie le pone una placa diciendo: un homenaje porque me salvó la vida”.

DUNAS QUE CAMINAN
Jorge expuso otro riesgo: “También digo la otra, no sólo corren ese peligro, si se recuerda hace tres o cuatro años, un pino fue tapado por un médano; yo la otra vez iba pasando por ahí y hay médanos de seis, siete metros, y más profundos”.

“Estaban jugando unos niños, había un matrimonio ahí, y les dije: miren, disculpen que les diga, yo soy fulano, esto es un peligro porque se pueden derrumbar, ya ha pasado que los niños quieren jugar en la arena, y el hombre me salió echando la boca, me salió insultando”, se sorprende otra vez al contarlo.

Revela que “entonces me digo qué hago, no le digo nada, lo dejo quieto, pero también le toca a uno, porque si uno tiene gurises y él tiene gurises, sabemos los riesgos que corren”.

“Y lo mismo pasa con el arroyo, todo el mundo va confiado al arroyo, va confiado a la lagunita esa, que no tiene guardavida, y se tira; y de repente va caminando cinco metros para adentro, el agua le llega por la cintura, y cuando quiere acordar le agarró porque tiene una corriente por abajo que es impresionante y olvídate, pare de contar”, grafica.

Recuerda que “hace seis o siete años eso se abrió todo, la laguna, se extendió como 100 metros más hacia la izquierda, porque todos esos médanos por abajo tienen correntadas de agua”.

“Llega cada tanto que se abre todo eso, y queda un cráter de cinco o seis metros de profundidad; la gente va a la orillita y está precioso, pero entran a caminar y es todo correntada abajo”, señala.

Indica que “Prefectura va todos los años, pone carteles, y los pone al santo cohete porque hacen caso omiso a lo que les dicen; o se llevan los carteles, pasa que se llevan los carteles, brutos carteles de chapa y se los llevan, va al otro día y no están.


foto: FM GENTE y elpais.com.uy